Un prelado austriaco en 1654, peregrinando por Asturias

 

Un prelado austriaco en 1654 peregrinando por Asturias hacia Santo Toribio de Liébana…

Además, vive con esperanza consolada /
 el lector de buen corazón la recibirá con igual consideración /
y recuérdame en algún lugar de las santas murallas.

Christoph Günzinger

 Gracias a trabajos de investigadores como el alemán Robert Plötz, así es como vamos sabiendo algo más sobre las actividades odopéricas de algunos peregrinos que cruzaron nuestra región asturiana hacia una u otra latitud.

Por tanto, hay que agradecerle in memorian, al viejo profesor Plötz, que pasó al Oriente Eterno en agosto de 2017, aunque antes nos dejó en herencia sus trabajos, y al rescate traigo un texto de un prelado austriaco: Chistoph Gunzinger y su Vita peregrinatio est ad limina beati Jacob atravesando media Europa y España con motivo de visitar Caravaca de la Cruz y Santiago de Compostela, luego vino San Salvador de Oviedo, Covadonga, y como no, Santo Toribio de Liébana.

 Un trabajo este que expuso Robert Plötz entre el 30 de septiembre y el 3 de octubre de 1988 en Oviedo, y cuya ponencia se publicó dentro del volumen: Actas del IV Congreso Jacobeo, coordinado por Mª Josefa Sanz.[1]

Pues bien, Plötz nos resumen que en el año de 1654, el Ilustrísimo y Reverendísimo neostadiense M. Chriftophorus Gunzinger, (1614-1673) prelado de Wiener Neustadt (Austria)[2] comenzó su viaje el 1 de marzo de 1654 hacia Santiago, el cual duró algo menos de un año, pues regresó a su prelatura el 24 de enero de 1655, tras un periplo que le llevó a Caravaca, y El Escorial, y subiendo por Valladolid se fue a entroncar con el camino Francés para continuar hacia Santiago de Compostela donde recaló el 21 de julio de 1654, luego continuó su viaje hacia el Finis Terrae (Finisterre).

En este enclave se puede decir que empezó el retornos a su tierra, y lo hizo de un modo extraño, ya que tomó rumbo a un enclave del hoy llamado Camino Inglés, a Sigüeiro, recalando luego en las villas de Betanzos y a Mondoñedo, para seguir por el Camino del Norte a Ribadeo y tras un periplo peregrino por Asturias y Cantabria, entroncar de nuevo con el Camino Francés en Burgos, y de ahí a Toulouse y Lyon, y casi a las puerta de su casa, llega en medio de un duro invierno, y queda atrapado en las tierras de Ausburgo, Munich, Bad Ischl y Mariazell, concluyendo su viaje de nuevo Wiener Neustadt el 24 de enero de 1655.

Puede parecernos extraño tal periplo, pues este se da en medio de una fragmentación religiosa importante en toda la zona alemana y austriaca, territorio al cual le asolan diversas epidemias de pestíferas, y como si eso fuera poco, la zona padecía todavía las secuelas de la Guerra de los 30 Años, y en medio de todo ese fregado, un clérigo deja su prelatura, durante un año para embarcarse en una aventura peregrina, que como dice uno de los tesinandos que trabajaron sobre su relato desde la vertiente epistemológica [3] «Guntzinger aparece como una persona que se encuentra en una posición protectora, y que seguramente le gustaría estar en su beneficiade de Wiener Neustadt, con una buena copa de vino».

Este en a grandes rasgos lo que nos aportó Robert Plötz, recuperado el texto que redactó poco después de llegar al lugar donde ejercía su labor pastoral, texto que no se reeditaría hasta hace pocos años, y que tras hacerme con un copia he abordado un laborioso trabajo para completar el aporte del inicial, para de este modo, tener una radiografía cuasi completa del personaje y su periplo peregrino por nuestras tierras.

¿Pero quién era M. Chriftophorus Gunzinger?

Nacido en la pequeña ciudad de Lengau-Friedburh ubicada en la Alta Austria formando parte del Ducado de Baviera, territorio condicionado por las tensiones religiosas entre católicos-luteranos, y en cuyo seno se formó en Gunzinger, al menos en cuanto a los estudios básicos, el resto los realizó en Graz, donde se cree que estudio en una seminario, dada la presencia de jesuitas en dicha capital a instancias del Archiduque Carlos II que años atrás había fundado una universidad para formar a los pastores de la grey católica en 1585, y en la cual es muy posible que fuera formado el citado Chriftophorus.

Como personaje religioso no parece que haya tenido una gran proyección, pues es una figura que ha pasado desapercibida, y que ha sido reflotada por los estudios del fenómenos jacobeo debido a su peregrinaje, por tanto, salvo por las aportaciones de un joven tesinando Filipp Katrin que aporta algunos datos, más bien sobre su obra, pero no tanto sobre sus orígenes o los de su familia, poco más se sabe de vida y andanzas, salvo que fue bautizado el 11 de marzo de 1614 en la villa de Lengau-Friedburg, que en el siglo XVI, era una pequeña ciudad contaba entre 1.700 y 1.900 habitantes aprox.


Sabemos que formó como sacerdote, con un notable conocimiento del latín y la retórica lo cual se desprende del sus textos, donde maneja tanto el latín como el alemán, se sabe que ejerció como pastor católico en las parroquias de Hernals y Ottakring (1643-1650), luego tuvo que hacerse cargo como canónigo benefactor en la catedral de Wiener Neustadt, cuyo sitial ocupó desde 1651 hasta 1673, fecha en la muere.

Aunque en algunas referencias se le trata como un obispo peregrino, es muy posible que Gunzinger no fuera el obispo, como tal, ya que no aparece en los listados de obispos de Wiener Neustadt, tal vez fuera un importante canónigo de tal sede, tal vez la confusión se haya producido de la lectura del título de su obra que arranca con un Ilustrísima episcopo, luego al final del prólogo firma el texto como Ilustratis V. Revme. Humilis Capellanus M. Chriftophorus Gunzinger.

En cuanto a sus parientes más cercanos, se conoce que tenía tres hermanos, un tal Johannes que ejerció como secretario municipal en la ciudad de Burhausen de 1642 a 1665 y que fue alcalde de 1678 a 1687y otro hermano que parece que fue un notable pintor austriaco Wolfgang a cuya saga hay que sumar una hermana llamada Bárbara que habitaba en Barunau, por la que Chriftophorus sentía una especial predilección dad su inteligencia.

En cuya sede empieza a preparar su viaje, bajo el estigma de la niñez, ya que en su texto nos refiere «que un peregrino le regaló una vieira a su madre cuando él era niño; tras caer gravemente enfermo, sólo el agua bebida a través de esa concha le hizo sanar. Este milagroso suceso lo llevó a “un deseo incontenible de al menos un día encontrarme en Compostela con Santiago, como uno de mis verdaderos intercesores ante Dios, para mostrarle mi agradecimiento».

Apuntó en su diario de viaje, ya en pleno camino, que «fuera de Compostela hay muchas huellas santas que son veneradas con apasionada intensidad, como sucede en Padrón con la barca en la que su cuerpo decapitado en Jerusalén llegó de manera milagrosa por mar a la orilla».

 Parece que realizó el preceptivo testamento a juzgar por el texto, pero resulta que no era para este viaje de 1654, sino para otro que tenía en proyecto, pues el testamento se fecha en 1666, pero dicha peregrinación no se realizó, deja escrito lo siguiente: «Christophoro Gunzinger Canonico Ecclesiae Cathedralis nostrae hinc ex Ciuitate nostra in Hispanias ad Montem Seratum et Compostellam ac alia pia loca visitanda peregrinant».

El viaje del prelado Gunzinger

El viaje peregrino del canónigo benefactor de la catedral Wiener Neustadt quedó plasmado al poco de finalizar este. Se trata en un largo trabajo redaccional[4] que ocupa unas 240 páginas, que se pueden dividir en unos 12 capítulos, dos de ellos referidos a España, que ocupan unas 103 páginas, y más que un texto odopérico al uso, parece tratarse de un informe, pues se aleja de otros libros odopéricos alemanes como el que nos dejó, el clérigo Herman Künig.

Un trabajo cuasi telegráfico, redactado en lengua latina en lo que respecta al prólogo, luego el texto recoge la narración del viaje en alemán, que es lo que conforma lo grueso del informe, por lo cual hace indicar que posiblemente estemos antes un texto que nace como parte de un encargo, como a veces sucedía.

Es una relato trazado a base a frases cortas, entre las concisas descripciones va intercalando por ejemplo las millas que hay entre un lugar a otro, haciendo una cierta distinción entre unas medidas y otras, ya que el autor maneja las millas cortas, las largas (7,5 km) y las francesas, aunque no parece haber mucha concordancia con ese tipo de manejo y mediciones con la realidad, incluso se permite expresara algunas de sus precisiones en leguas, cuestiones que como he dicho, salpican reiteradamente el  minimalista texto que fue pergeñando a lo largo del viaje el prelado Gunzinger, que cierra su trabajo con una letanía en honor a San José que es la figura esencial, puesto que unos años después se convirtió en el patrón de los Habsburgo, en cuya medida tuvo que ver Leopoldo I.


Viaje a través de Europa

El texto del que estoy hablando recoge un viaje que duró once meses, el cual comenzó el 1 de marzo, 1654 en medio de un invernizo temporal que a medida que avanzando pues le fue retrasando, tal eran las circunstancias climatológicas que cruzó  de un lado a otro el lago Ossiachersee, el tercero más grande del estado, puesto que presenta una longitud de once km; y que cuando lo cruzó Gunzinger estaba completamente helado, hasta tal punto que según el prelado, «hasta podría cruzarse con un carro cargado».[5]

La falta de referencias, no tanto geográficas, sino logísticas le van a tener retenido en Italia, dado que carecía se certificados sanitarios y se encontró dicho prelado en medio de una pandemia, superado el percance seguirá camino efectuando algunas paradas, a veces debidas a las restricciones de circulación por cuestiones de las cuarentenas, que fue sorteando como pudo viajando de muy diversas maneras, en carro, a caballo e incluso a pie y hasta utilizó desde barcos que utilizó desde Génova, donde estuvo retenido durante siete semanas y desde donde embarcará hacia España.


Viaje a través de España

El puerto en el que recalará fue Alicante al que llegará el 10 de mayo mediante una travesía complicada que de arribada tuvieron que desembarcar en la zona de Jávea para seguir a pie hasta Alicante en compañía del resto de los pasajeros del buque.

Otra cuestión que se ignora es saber de dónde sacó Gunzinger los datos y lugares a visitar, sabemos que uno de ellos fue Caravaca de la Cruz, aunque su idea era visitar otros enclaves marianos del noroeste español, pero una vez visitado el lugar de Caravaca, donde el Vicario del Santuario les permitió, tanto a él, como a otro clérigo un tal Kurge Schwertt a celebrar la eucaristía, y donde el canónigo compró dos réplicas de la cruz de Caravaca. Muy veneradas en media Europa.

Según la historia, en 1099 los Templarios reconquistaron Jerusalén y decidieron hacerse con parte de la Cruz en la que se dice fue crucificado Jesucristo –la misma que dijo haber hallado la Santa Elena, madre del emperador Constantino

Con uno de los trozos se elaboró el pectoral del Patriarca Roberto, primer obispo de Jerusalén tras la reconquista. Está documentada su presencia en la ciudad tres veces santa en el año1229 y dos años después aparece milagrosamente en Caravaca.

La tradición habla de un milagro que se produjo el 3 de mayo de 1232,, todavía bajo el dominio musulmán, que fue el momento que un sacerdote solicito al notable de Caravaca de origen almohade, Zeyt Abu Zeyt, para que pudiera encima del altar donde se celebraba la eucaristía un crucifijo, a lo que accedió el noble musulmán. En ese momento, aparecieron dos ángeles portando la cruz. Inmediatamente, Zeyt Abu Zeyt y sus cortesanos se convirtieron al cristianismo y posteriormente se comprobaron que se trataba del pectoral del obispo Roberto

Cruz muy veneradas en media Europa y con la leyenda de ser una cruz milagrera, dice la leyenda que si uno la mira y reza una oración se curará de cualquier oración, eso sí se mantiene la citada leyenda en la que se incide que la Cruz fue «“fabricada" por los ángeles, por lo cual sobre  la cita sobre  Abu Zayd,  ni el sacerdote Pérez Chirinos, y refiere que los ornamentos se trajeron "...del lugar más cercano de cristianos... y aparece referencia a la traída por los ángeles a través de una claraboya que había en la bóveda bajo la que se improvisó el altar».[5.]

Cruz de Caravaca

Tras lo cual, se dirigió a Madrid, pasando antes por Calasparra, Hellín, Chinchilla y recalar en Albacete donde se encontró con otro compatriota y donde hizo tratos con un carretero valenciano para que le llevase a Madrid, mediante el pago de un doblón, eso sí con un continuo dolor de huesos pues transitaron por caminos rurales, viaje que le causó mucha fatiga.

A Madrid entraron desde Ocaña y Pinto donde llegaron un día después de Pentecostés, y en cuya Villa y Corte recaló unos días, para tramitar un permiso para poder concelebrar la eucaristía en tierras española y volver a ponerse en marcha por los predios de Galapagar para de este modo ganar el significado lugar de El Escorial que lo encontró «delicioso y rico».

Las anotaciones escasean, pero sabemos que cruzó el Guadarrama, y por Villacastil y Rapariegos, se llegó a Montenegro de la Vega, pasando de Olmedo a Valladolid, y por Villanubla alcanzar Medina de Rioseco para subir hacia Riparvelos, Sabrones, hasta entroncar con el Camino Francés en La Bañeza.

Luego siguió por Val de San Lorenzo pasando a El Ganso (Astorga), trazado jacobeo que ya no dejará, disfrutando del  buen tiempo y del vino, que debía de ser su debilidad,  subiendo fatigosamente a Zefreros (Cebreiro), donde le cuentan la leyenda que rodea a la pequeña iglesia benedictina como él reseña en su diario; luego continua por Triacastela «con muchas casa malas», de Sarria indica que tiene poco vino tinto, aunque tiene un buen pan y en Portomarín encontró a un pescador donde se hizo unos pescados para la cena ya que la necesidad del peregrino ya era importante, se supone que la gazuza apretaba.

De Melide alaba Gunzinger el buen vino de la zona, aunque en dicho lugar se la jugó algún gallofo o mesonero, aunque no nos queda claro cuál fue el motivo; en Arzúa oficia la misa y paga al cura de la zona como tal acólito, y como el mismo indica su rutina no era «otra cosa que levantarse y caminar para llegar ante Santiago».[6]

 Llegando de este modo, a Santiago el 21 de julio de 1654, tras afrontar las 26 millas que había entre Alicante y Caravaca, y las 57 hasta llegar a Madrid y de ahí pasando por Valladolid, cubrió la distancia según sus cuentas unas 99 millas hasta Santiago.

En Compostela descansó dos semanas, para luego dirigirse a Finisterre, y donde se puede decir que arrancó vuelta hacia Viena con la idea de cruzar los Pirineos por el paso de S. Adrián y atravesar toda Francia, aunque se verá tomando la gran carretera que une el valle del Ródano a través de Lausana, Solothurn para luego entrar en territorio suizo por los aledaños de Ginebra, cruzando los Alpes en pleno invierno llegando a su prelatura el 24 de enero de 1655.

El prelado toma rumbo a Finisterre

En ese estilo redaccional tan peculiar que utiliza Gutzinger o Gunzinger, parco, casi que telegráfico nos informa de los medios que va utilizando en su peculiar peregrinación, bien a pie, caballo, o en carro, incluso utilizando barcas para cruces de ríos o rías, como la de Figueras.

Aunque nada nos dice sobre los estipendios necesarios para afrontar tan largo viaje, o las estrategias utilizadas para abordar las diferentes trazas, y así poder para organizar un viaje como va poco a vertebrando, desde Compostela  se embarca en un tradicional recorrido como es llegar al Finis Terre (Finisterre) del cuyo punto le separan, según sus cuentas unas  12 millas para poder ver el Océano Occidental y donde los peregrinos se proveen de conchas para la confirmación entre sus paisanos al llegar a casa, de  que había llegado a Santiago y al Fin del mundo, donde abundaba el pescado y el vino.

En Finisterre,  renuncia a volver a Santiago y comienza el retorno a casa junto a dos peregrinos alemanes  y lo hará siguiendo la traza de la costa cantábrica para visitar al Señor, o sea a San Salvador, este trazado a hecho que algunos estudiosos, como Plötz, a loque se suma algún otro historiador, piensan que se fue a buscar el Camino Inglés, a ello debió de inducirles que Gunzinger  cita como lugar de paso el pueblo de Sigüeiro sito endicho camino, pero resulta que este recorrido va de Norte a Sur, y el canónigo austriaco amante del vino, y sus acompañantes van al Este, este hacia las aldeas, entre otras, de  Polo, recalando en el  hospital de Bruma, documentado como existente en 1175. Se piensa que el infatigable emperador Carlos I pasó una noche en dicho lugar en 1520 cuando se dirigía a la Coruña, tal como cita el historiador Martín Sarmiento en sus escritos sobre su viaje por Galicia de 1745.


Luego viene la notable villa de Betanzos, desde ahí las citas geográficas que aporta como lugares de paso o de dormida son: Montouto, San Lorenzo de Rixova,? Villalba, Abadín.

Llegado fatigado a Mondoñedo, le atendieron unos médicos del lugar tras pasar unos días de atroz malestar, aunque se deshace en loas del buen obispo que preside la villa, aunque no vio ningún monje por el claustro, pero disfrutó durante la fiesta de la Asunción, con la representación de hermosa comedias nocturnas.

Prosiguió viaje hacia Villanueva, lo cual el profesor Plötz interpreta como Villameá, para continuar hacia Reinante y Ribadeo donde celebró una comida con buenas viandas y con galletas que le hicieron recuperar el resuello.

Gunzinger, persistió en seguir la estela del Camino del Norte, eso sí con alguna que otra variante, al menos con respecto a los trazados que hoy se pergeñan como “oficiales” para allegarse a Asturias y una vez en la frontera comienza otra aventura.


Victor Guerra

Audio de Un buen día para viajar en RPA a la carta, del sábado 11 de enero de 2025  https://search.app/3GgCzYML4242USfH8

[1] Plötz, Robert: Chistop Gunzinger (1654-1655) pietas austriaca. Oviedo 2004

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%B3cesis_de_Wiener_Neustadt

[3] Filipp Katrin. Religiöse Praxis als Marker konfessioneller Identität am Beispiel eines Reiseberichtes: Die Peregrinatio Compostellana des Christoph Gunzinger (1655) Salzburgo 2018.

[4] M. Chiftophoro Gunginger. Peregrinatio compostellana. Wallfarth und Weegweiser zu dem fernen S. Jacob in Gallicia. Impreso en Viena /Austria por Mattehaeo Cosmerovio. 1655.

[5] Ibidem. Pág 48.

[5.1] Gregorio Sánchez Romero. Ensayo histórico sobre el acontecimiento religioso de la Vera Cruz de Caravaca y sus santuario.

[6] Op. Cit. Peregrinatio compostelana…

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