1654 El peregrino austríaco Ch. Gunzinger por Asturias.De Ribadeo a Oviedo
El
Camino de Gunzinger por Asturias.
En
este relato vamos a comprobar lo escueto de las anotaciones de Christophorus
Gunzinger, pues cuando nos damos cuenta
una vez pasa en barca por el Eo, para quitarse el rodeo por Vegadeo y
Castropol, por cierto nada cuenta dicho cruce o no se fija tampoco sobre las
pescantinas que ayudaban a desembarcar a los viajeros en dicho cruce, tal y
como recogió Luigi Salandra algunos años más tarde de una forma un tanto más
picaresca que el canónigo austriaco, que también dejó caer alguna que otra
perla al respecto, pero no en el relato de su paso por Asturias.
Cruzaron
los peregrinos a Figueras, y en apenas unos renglones más y ya anota de que está
en Porcía, «buen lugar por estar pegado al mar», seguramente era lo ideal para
poder aprovisionarse, aunque antes debíó cruzar de nuevo otra lámina de agua como
la que presentaba el río Navia, debido a pantanosa desembocadura, los
desembarcos se hacían rio abajo, en Barqueiros (Coaña) que era el lugar ideal
de desembarco, al menos para continuar viaje hacia el Este.
Y
así val estructurando su texto, pues el siguiente párrafo encontramos que el
buen clérigo se halla en Villapedre, recorriendo según él una zona montañosa, y
tras este breve comentario anotar que los peregrinos ya están en Luarca y su
recoleto puerto, donde dice que «acaba de pescar muchos peces, y donde se hizo
con vino y fruta que vendían…».
Hay
que entender el mecanismo de ejecución de esas escuetas anotaciones en aquella
época, estas por lo general se hacían con pluma de ave, y, por tanto, había que
llevar además en el zurrón una o varias plumas, la tinta y el papel, y por
supuesto tener tiempo y un lugar para escribir… etc, y eso no parecía fácil ni
llevarlo cuando se va a pie, ni obtenerlo en la profunda Asturias de 1654, y
además no hay que perder la perspectiva de que son peregrinos y no viajeros, la
preocupación de los primeros es muy diferente a las labores investigativas de
aquellos los viajeros ingleses que recorrieron Asturias. [1]
En el texto que va pergeñando Gunzinger, este anota un par de pueblos por los que pasa, y que el profesor Robert Plötz identifica como San Feliz.
Y aunque el prelado no comenta más, teniendo
conocimiento de la zona, se ha de concluir que alguien en Luarca le indicó al
canónigo que había una manera de avanzar más antes de adentrase en las tenidas
siete ballotas, y era tomando el Camino de los Vaqueiros que sube a San
Antón de Concilleiro, que en esa época parecía muy transitado por arrieros
camino de Oviedo y los distintos pasos hacia la meseta.
La
clave para entender que a Gunzinger y a los suyos los llevaron por dicho
camino, es que además de ir por las áspera montañas, indica que acometieron un
continuado descenso hacia Llagu y por San Fliz bajaron al riachuelo de Brieves,
lo que nos está dando la pauta de itinerario de subida desde Luarca y Almunia
hacia San Antón de Concilleiro para bajar por el Camino de Misa por las aldeas
vaqueiras de la zona, y que solían ir a cruzar un poco más arriba de Brieves el
río que baja de La Espina en barca, tal
vez para no realizarlo a la altura de Canero, ideal si seguían por la rasa
costera, pero al dirigirse hacia el suroeste, hacia Muñas, este era lo ideal.
Gunzinger
nada nos dice acerca de esa variante, ni de porqué la cogió y quienes fueron
sus guías y acompañantes, tomó rumbo a Muñás, y como que no quiere la cosa,
anota, pues estaba en lugar ideal para escribir unos párrafos de que se
encuentra en Ferrera [de los Gavitos]
Esto
es lo que transcribe el estudioso Robert Plötz acerca del siguiente pasaje por
Ferrera: «nos acogió en su feudo un noble caballero Don Juan,[2] que nos trató muy generosamente /pidiéndonos
que nos quedáramos unos días más».
Arriero vaqueiro
Precisamente
es en Gavitos cunado de nuevo se empieza a «levantar una montaña muy escarpada.
Un poco más arriba hay que torcer a manos derecha y luego a la izquierda,
siguiendo el camino de los pastores/ y por el bosque adelante. A más de una milla
de distancia se encontraba el pan y el vino en un casita de mal aspecto). Pero
eso no es seguro/ y uno no debería fiarse siempre».[3]
En
Ferrera empieza una pertinaz subida por la Sierra de la Curiscada, el profesor
Plötz en su ponencia expuesta en Oviedo, da como válido que el recorrido que
siguió Gunzinger y los suyos es que se dirigieron hacia la Espina.
Pero
no es así, ya que al estudioso alemán le faltaban elementos geográficos e
históricos para saber que recorrido de Gunzinger no desfilaba por el Camino
de las Ventas, pues hace más bien poco que hemos empezado a hablar de este
recorrido y de la presencia de peregrinos por estos altos itinerarios muy
utilizados por arrieros, aunque no deja de ser cierto que por aquí paso
Gunzinger y algo más tarde en 1726 el picardo y zapatero Guillaume Manier, y en
1790 el médico y peregrino Racq. [4]
La
clave acerca de la equivocación del profesor Plötz, se basa en que los dos
alemanes y nuestro prelado austriaco, al que debemos sumar a los guías o
arrieros fueron montaña arriba, en una continuada ascensión hacia la cumbral
montañosa que hace de divisoria, aunque antes habría que dilucidar si en esa
ascensión se fueron hacia el pueblo de Biescas como defiende la Asociación
Amigos del Camino Regio, o subieron
directos por el hospital de Faedo, y la Venta de las Cruces, donde los
peregrinos tomaron pan y vino, para proseguir la subida hasta dar con la
cumbral de la Sierra de la Curiscada.[5]
Nuestros peregrinos anotan que pasaron hacia Mallecina, lo que mano supone la necesiadar de utilizar unos guías, lo que Evaristo Casariego exponía este toio de servicio funcionaba bastante por la zona de Luarca , pero presentes en muchas otras latitudes. Se trata de los espoliques, estos eran unos mozos que acompañaban a los viajeros que iban a caballo, yendo ellos a pie, tambien dice Casariego, que eran aquellos que arrendaban caballos, acompañaban al viajero a pie y luego regresaban con el caballo alquilado a casa. En Luarca los hubo muy famosos pues además eran capaces de recorrer más de catorce leguas, y se sabían todas las sendas y vericuetos, además de su notable fama de habladores e informantes, su salario era como de unos seis reales al día, manutención y propinas. (Evaristo Casariego en Caminos y Viajeros en Asturias).
Se supone que con uno de estos o en compañia de alguna reata de arrieros subieron a la
cumbral de la Curiscada, pasando por los aledaños del Pico Guión, para de este
modo doblar encarando la vertiente salense, tomando el camino que desfila a lo
largo de la Sierra de San Juan, para de esta forma para bajar por Las Corradas,
y la aldea de Fontanal, primer caserío de la parroquia de Mallecina, y cuya
traza «se recuerda como el Camino a Galicia»[6]hasta concluir
en el citado pueblo donde dichos peregrinos encontraron «una buena fonda y con
gente de buena voluntad», pues dicho poblamiento tiene fama por sus antiguas
fondas.
El relato del prelado es como es, y sigue en su tónica habitual, de Mallecina se planta en el Monasterio de Corneliana (San Salvador de Cornellana) y tras otra subida en la que sube sudando, ya nos dice que se encuentra en Grado.
En cuanto al trayecto seguido hacia Grao se ignora
si fue a través de los pueblos de El Priero, Fenigonte para caer a Villampero,
y por la Calzada allegarse a Espinedo, y entrar de este modo en San Salvador de
Cornellana, ya que Gunzinger obvia la villa de Salas.
Cabe
descartar el trayecto realizado fuera desde la Curiscada a través del Camino
de las Ventas que enlazaba las posadas o alberguerías de las Gallinas,
Ardesaldo o La Peña.
De nuevo testamos ante un gran
salto, pues nos encontramos con los peregrinos en Cornellana, ignorando si
desde Peñaflor sigue el curso del Narcea para seguir lo que hoy sería el Camino
de Santiago, pero seguramente para ganar el Alto de la Cabruñana, “lo cual les
hizo sudar” y bajar de este modo a Grao, no sabemos si el grupo pasó por
Villapañada o por el santuario mariano del Fresno, pues sus escuetas
anotaciones, no aclaran nada al respecto.
Puente de Peñaflor
Solo
sabemos que llegó a Grado, del que dice que es un “buen lugar” y siendo en
Peñaflor quien se lleve la palma de sus anotaciones, donde obvia de como cruzó
el río Nalón, aunque en el siglo XVI había sido reconstruido.[7]
En
Peñaflor el egregio canónico austriaco, se detiene y cita la iglesia, aunque la
reduce a simple capilla, y anota lo siguiente «delante de la cual en domingo
los solteros y solteras forman separadamente un círculo, moviéndose en
círculos, dándose igualmente las manos, con timidez y maldad, y cantando
bonitas canciones
Vieja foto del bailes. La Danza Prima
Referido a ese mismo lugar
anota en su informe, que en Peñaflor fueron auxiliados por D. Diego de Marinnes
«otro noble caballero, correspondía en todo realmente a un noble español», con
respecto al noble moscón, este no es otro que Diego de las Marinas, uno de los
hidalgos moscones, «que solicitaba la castración al rey [Felipe II la
castración de los vaqueiros para que no se propagara la despreciable raza de
estos moriscos alpujarreños»[9]
Salen
el grupo peregrinos deprisa pues tras la anotación de Peñaflor, nos dice que unas
millas más adelante se plantan en San Bartolomé de Lloriana, templo que nació
bajo advocación de Santa María siendo donada a la iglesia de San Salvador de
Oviedo en 905 en tiempos de Alfonso III, y donde Gunzinger encuentra en sus alrededores con otra animada
fiesta, no en vano este estaba recorriendo la zona en pleno verano, cuando
Asturias se llena de fiestas, y como el mismo dice «alrededor del templo los
flautistas (gaiteros) y los cantores el
día anterior a la fiesta durante toda la
noche hacen un ruido tremendo es costumbre, como por otra parte se acostumbra a
hacer en toda España».
Llegada
y estancia en Oviedo
Y como quien no quiere, Chriftophorus Gunzinger se planta en Escamplero,
cruzando el río Nora mediante algún pontón, se supone que por el mismo lugar o
cercano al hoy existente: Puente Gallegos, yendo en compañía de sus amigos
alemanes que habían encontrado la salida del camino de Finisterre a Ribadeo.
En cuanto a la llegada de la
comitiva peregrina a la capital asturiana, es el momento en que el profesor
Plötz se interroga a sí mismo, ¿Acerca de cómo sería aquel Oviedo de 1654, ante
la mirada de un peregrino de allende los Pirineos?
En 1600 Oviedo tenía unos 6000
habitantes, y tenía la categoría de ciudad, siendo gobernada por alcaldes y
regidores, y siendo sede la urbe ovetense de la Junta General del Principado,
siendo ciudad se realengo, cuyo señor era Felipe IV bajo los designios de los
Austrias.
Y así es como Gunzinger
describe la llegada a San Salvador de Oviedo:
«La catedral tiene un
tesoro increíble de un número incontable de los más raros objetos sagrados que
en su gran mayoría San Turibius (santo Toribio) trajo huyendo de Jerusalén.
Este relato no puede describir su cantidad y dignidad. Entre otros, todos los
días, durante las vísperas y delante de todos los fieles, se rinde la máxima
reverencia a una cruz de oro de dos hasta tres palmos de altura, hecha por los
ángeles. Fueron igualmente los ángeles quienes colocaron la cruz en dicha
catedral: Cuando - así se relata- llegaron en hábito de peregrinos, se les
preguntó de qué profesión eran, los metieron en una salita con el encargo de
hacer una cruz, dándoles oro y otras cosas: De pronto se acercaron los hombres
para revisar si trabajaban o necesitaban algo: no obstante no encontraron ni ángeles
ni a otros hombres pero sí la cruz que, sin intervención alguna, quedó colgando
en el aire: Esta cruz ha originado sin duda alguna la festividad de la
Exaltación de la Cruz en el 14 de septiembre, celebrada aquí solemnísimamente.
Mide dos palmos de altura/ con alas extendiéndose ampliamente y estructuradas
con adornos en forma de llamas y dos fustes, cuya inscripción es:
Haec
est Crux Domini, manibus fabricata supernis, Vrbis Ovetensis quam sacra Templa
tenent.
De
miles de partes sólo eso: ni hablar de cosas del antiguo y nuevo testamento,
como el maná, las varas de Moisés, el abrigo de Elías, etc. Los pañales del
Cristo niño, una partícula de la cruz santa de su pasión: el lino donde su
cuerpo santísimo después de su pasión, el sudario, dendo fue envuelto su cabeza
y puesto en la tumba. De reliquias de santos profetas,
apostoles, mártires, confessores, virge- nes, se dice aquí: Quorum numerum
solus Deus novit.
Se
lo tiene envuelto normalmente en un arca de madera incorruptible (que han
construido los varones apostólicos) en diversos recipientes pequeños de oro,
plata y marfil, con cedulae [auténtica] y nombres adjuntados.
Durante
mi estancia, a finales de agosto había una gran sequía por lo cual el clero
sacó el cuerpo de Santa Eulalia, ricamente decorado, de la Cámara Santa,
caminando con canciones devotas y con gran pompa en procesión hacia el altar
mayor donde se colocó, celebrando misa delante de él y de verdad cayó
inmediatamente lluvia abundante y fecunda».[10]
Y poco más nos narra el magister austriaco de sus estancia en la capital ovetense, ya que debía estar ansioso por continuar su viaje a Covadonga.
Victor Guerra
Audio de Un buen día para viajar en RPA a la carta, del sábado 18 de enero de 2025
[1] J.I Gracia Noriega. El
Viaje del Norte. Fundación
Hidroeléctrica del Cantábrico. 1999.
[2]
Se trata del Marqués de Ferrera. Don Juan Alonso de Navia y Arango. Un noble y
militar español, alférez mayor de Luarca y del concejo de Valdés según un decreto de 1700. Regidor perpetuo de
Avilés
y de Oviedo y caballero de la Orden de Santiago y padre de Juan Alonso
Navia y Arango León Menénde de Avilés
[3]
Op. Cit. Peregrinatio compostelana...
[5]
https://www.asturiasperegrina.es/2021/07/el-camin-o-caminos-de-concilleiro-como.html
[6] Pedro Pisa. De las Gallinas
al Valle de Arango y Pravia, en Red Viaria de Asturias. De las vías romanas
del oro a los Camino medievales. Oviedo 2015.
[7]
https://xurdemoran.blogspot.com/2014/01/penaflor-la-flor-del-camino-en-el-paso.html
[8]
https://es.wikipedia.org/wiki/Danza_prima
[9] Carlos Martínez. Historia
de Asturias. Gijón 1969
[10] Op. Cit. Peregrinatio
compostellana
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