D. PEDRO DÍAZ DE OSEJA. EL POTENTADO ARCEDIANO DE VILLAVICIOSA Y SUS PROYECTOS.
Este
Pedro Diaz de Oseja nace en el barrio de las Cortes de Oseja y era hijo de una
natural de Bulnes (Asturias) Juana Fernández de Gracia Díaz, y de Diego Díaz de
Oseja, natural de estas tierras, siendo ganadero y escribano, y en cuyos
predios tan importantes como risueños se desarrolló la infancia de Pedro Diaz que
discurre feliz entre la praderías y las erías, la fuente y el hórreo y la magia
de la Jila (Eutimio Martino).[1]
Ya
con doce años tenemos a Pedro Díaz, ubicado en el concejo de Cabrales, sin que
podamos ubicar sus familiares en el concejo de Cabrales, aunque sabemos que se
fue a Oviedo para estudiar en el Seminario del toledano obispo Diego Alponte
Quiñones, descendiente de la Casa de Luna, que ejerció en tal sede entre 1585
hasta el 1598, año en que se fue a Málaga por nombramiento del Papa Clemente
VIII, disolviéndose de este modo la
institución seminarista, e ignorando el porqué de su desaparición de la
institución formativa ovetense.
Lo
cual conlleva que nuestro biografiado, o sea Pedro Díaz de Oseja quede con una
mano delante y otra atrás, hasta ser recogido por el canónigo Diego de Pizarro
de Torraza para que fuera su sirviente a la vez que seguía con sus estudios
eclesiásticos para lo cual su protector es fácil que le encontrara acomodo en
el colegio de los jesuitas ovetenses.
El
canónigo Pizarro muy imbuido en los tejes manejes eclesiástico de alto rango,
ya que participa como juez en unos asuntos de las monjas de Las Huelgas Reales
de Burgos, se lleva a su fámulo a Madrid, y tras varios intentos Pedro Diaz de
Oseja se presenta para beneficio curado ante el obispo de León Francisco
Terrones del Caño, pero su examen se realiza en Madrid en 1611 siendo examinado
por dos canónigos de la catedral de Málaga ciudad donde había sido trasladado
Diego de Alponte y que trasladan a Madrid para examinar al sajambriego Pedro
Díaz.
Don
Pedro hacía ya dos tres años que se había ordenado como presbítero, en concreto
lo hizo el 17 de julio de 1612 con 29 años, figurando como clérigo presbítero
de la diócesis de León, y tras un largo pleito que concluyó en 1620, por lo
cual Pedro Díaz se convierte oficialmente en párroco de Oseja.
En
esos mismos tiempos le encontramos cobrando al menos hasta 1623, unos préstamos
que mantenía abiertos en la villa de Astorga, de cuyos trámites obtuvo unos 500
Escudos de oro.
Será
a través de sus influencias cuando se le nombre Notario Apostólico de la Audiencia
y tribunal del nuncio de su Santidad en la villa de Madrid.
Pero
sin tener mucha explicación, de repente le tenemos residiendo en Roma en 1620 y
estará en dicha ciudad no menos de cuatro años, durante cuyo tiempo, el
historiador Eutimio Martino, nos dice que fue allá por resolver el pleito para
ser párroco de Oseja, pero lo cierto es que realiza estudios de Cánones, de los
cuales saca el doctorado, para un año más tarde ser nombrado Arcediano de
Villaviciosa por el papa Gregorio XV, el de las pragmáticas contra las brujas.
En
ese período se le localiza ejerciendo como agente de preces, en ese
tiempos muere Toribio de Arenas de Posada que ejercía el Arcedianato de
Villaviciosa, y que vivía precisamente en esa villa.
Será
en 1621 cuando mediante una bula papal se le concede el Arcedianato a Pedro
Díaz de Oseja, cuya bula fue presentada ante el Cabildo ovetense por Toribio de
la Bárcena, procurador de Oviedo, a partir d ese momento comienza a practicarse
los procedimientos para dicha toma de posesión de la citada plaza, tras ponerse
Pedro Díaz a disposición del Cabildo.
Algún
impedimento debía de haber, o alguna zancadilla canonjil hubo de por medio,
hubo de pedirse una confirmación de la
bula, y sufrir en 1622 un expediente de
limpieza de sangre el cual llevó el canónigo Haro, se le dio posesión de sus plaza, aunque tardará en los
trámites, parte de este tiempo lo pasa
en Roma, pues nos dice que regresa en 1624 pasando por Génova y Barcelona y llegando a Oviedo el 22 de
junio de 1624, justo para realizar su jura profesión de fe y de custodia de los
Estatutos del Cabildo catedralicio de San Salvador de Oviedo, cargo que ostentará
hasta el año de 1665.
Las
funciones del Arcediano: « es estar
justo al lado del obispo, administrar todas las cosas temporales, y mandar a
los diáconos tanto urbanos como rurales; y como los diáconos queservían a la sagrada Mesa, también el
arcediano dirigía a éstos en los actos solemnes, presidía el Cabildo, era
vicario nato del obispo, juez o provisor, así en la jurisdicción voluntaria
como en la contenciosa, administrador de los bienes y visitador de la diócesis,
con jurisdicción en el fuero externo. De ahí que tuviera potestad sobre los
arciprestes rurales, párrocos y demás presbíteros; convocaba sínodo diocesano,
unía y desmembraba beneficios e imponía censuras. Eran al principio mandatos delegados, pero
terminaron haciéndose perpetuos hasta llegar a emanciparse del obispo»[2]
Un
conocedor de los temas religiosos como es José Luis González Novalín, sacerdote
y especialista en Historia de la Iglesia, el cual indica que fue tanta la
potencia del Arcediano, que «su función,
había sido predominantemente económica, y que se enriqueció en el siglo
de la reforma, junto con otras atribuciones de carácter humanitario y
administrativo, que hacían competencia a las mismas que detentaba el obispo».
Pedro
Díaz de Oseja, no cabe duda de que un águila para los negocios, cuya administración
y control debió llevar él mismo, y mu sabedor de lo que quería, de ahí que
mantuviera un largo pleito, que mantuvo de forma muy soterrada, para obtener el
famoso Arcedianato de Villaviciosa,
El
conjunto económico de sus fortuna se
incrementaba con los intereses derivados del dinero que el Arcediano Pedro Díaz prestaba mediante la llamada “venta
de censos, una expresión que servía para enmascarar la actividad financiera
del clero, ya que “el clero se convirtió en uno de los principales
prestamistas del mundo rural” y puesto que Pedro Díaz de Oseja tenía
potestad sobre unas 150 parroquias, entre las cuales contaban con tres puertos:
Villaviciosa, Ribadesella y Llanes, ello suponía para el arcedianato y su
titular unas rentas, muy pero que muy altas.
Por
poner un ejemplo las parroquias de Amieva, Arolibio , Cazo, Mian, Sebarga,
Sobrefoz y Beleño daba un rédito anual en el año de 1580 aprox., de 360
ducados. Echemos cuenta del aporte de todas las parroquias del Arcedianato,
tenemos tan solo una aproximación del canon que pagaban los arciprestes del Arcedianato de
Villaviciosa en 1625
A
estas cantidades hay que añadir la famosas adras, o sea el disfrute de
los vecinos de cada parroquia o concejos de las propiedades de la comunidad, esto
es algo que está sin evaluar en su totalidad, pero sabemos de algunas
cantidades, por ejemplo, que Villaviciosa pagaba en el año de 1626 unos 206
reales, Amieva unos 12 reales y Piloña unos 200 reales.
Por tanto, se puede confirmar que las rentas que recibía D. Pedro Diaz de Oseja, provenían de:
1.—Lo
que percibía como prebenda como miembro del Cabildo.
2.—Los
negocios conectados con Madrid y Roma. Estos negocios (venta de trámites
administrativos, y como no, conseguidor de documentos y despachos y legitimaciones
varias, lo cual conformaba gran parte de
su poder económico, lo que le permitían por ejemplo una cuantiosa inversión en
propiedades, fuente de financiación para sus famosas Obras Pías.
3.—L
as rentas, bien en moneda o en especie, que recibía de sus propiedades,
arrendadas o aforadas. 4.—Varios: renta como capellán de D. Gutierre, salario
como vicario del deán, rentas como arcediano de Villaviciosa, cobros por
trabajos en el Cabildo, etc.
Esto
hace que como miembro del Cabildo catedralicio de Oviedo obtuviese entre los
años 1625 y 1644, una cantidad que podría estar por encima de los 60.000, maravedíes.
También esos cobros se hacían mediante la
entrega en especias, por ejemplo, de pescao: sardinas, congrios, merluzas, por
ejemplo, Amieva pagaba con mantequilla.
Todo
ello venía muy bien para sus altos proyectos no precisamente caritativos o
altruistas, como mantienen algunos historiadores, que también, sino que
invertía en su concejo y en su gente pero siempre desde la perspectiva de que la remodelación caminera, era algo que redundaba
en su propio beneficio, y como no en su familia, en sus allegados, y vecinos y en la comunidad
sajambriega.
Casa de los Piñán
Lo
cual llevó adelante mediante la
articulación de las famosas Obras Pías, por ejemplo, mediante ellas financió por el levantamiento del Colegio de
San José de Oviedo, cuya obra entre los años 1663- 1683 tuvo un costo de
100.000 reales, esta institución recogía
a unos doce alumnos y otros doce provenientes de la parentela del fundador.
Esta institución será el precedente del Seminario diocesano ovetense, y para el
cual el Pedro Díaz le asigna una dotación anual de 5.500 reales.
Y
todo ello desde el recóndito lugar de Sajambre, para lo cual levanta ese
emporio [3] que poseía
unos 337 carros de hierba y 102 carros
de abono , lo cual le rentaba unos 1000 reales, ello le servía además para dar
préstamos, financiar, por ejemplo, la Escuela elemental de Oseja, que se
hallaba junto a la casa que tenía en el barrio de Las Cortes, que ya funcionaba
en el año 1667, y cuyo primer maestro fue José Díaz de Caldevilla,
pariente del fundador que recibía un sueldo por su labor como maestro. Antes había habido un miembro de la saga de
los Piñán, Isidro Piñán de Cueto Luengo, hijo bastardo del Comisario de la
Inquisición, que ya había estado dando clase en la casa familiar.
Por
si toso esta fuera poco la Obra Pía había adquirido cincuenta parejas de bueyes
para alquilarlos a precios asequibles a los ganaderos y carreteros que lo
necesitaran, y creó a sus un Monte de Piedad, e instituyo una alhóndiga
(casa pública para la compra y venta de 50 fanegas de pan de trigo, y
administrar 50 ducados para cada tercio del valle. Todo ello, se encuentra la
documentación en el Archivo Histórico Nacional, legajos 5190 al 5194.
Los
bienes que se destinaban a tales instituciones formaban un todo indivisible del
patrimonio de la Iglesia como propiedades vinculadas, por lo que, en la mayor
parte de los casos, no se podían enajenar sin el permiso de las autoridades
eclesiásticas. Capellanías y Obras Pías existían en las ciudades, pero sobre
todo se prodigaban en los ambientes rurales, más desatendidos y necesitados que
la población urbana de la época.
Este
traía como consecuencia que los beneficiarios, fueran usufructuarios que
desarrollaban otras estrategias socioeconómicas, ya que eran familiares del
fundador, que de este modo el modelo les proporcionaba medios de vida, sin que
las propiedades y rentas al ser eclesiásticas sobrecargadas de carga alguna al
estar libres de impuesto. Eran estas instituciones la vía directa para ascender
en la escala social de cara al ennoblecimiento, y de ahí se explica la lucha
del Arcediano por hacerse con el curato de Oseja, y convertirse en auténtico
rentista, y poder tener ese rango de ostentación necesario para afrontar
toda esa actividad fundacional y
económica. Dichas instituciones desaparecen con la desamortización.
A
este respecto hay que tener en cuenta que el obispo de León había depuso al
Arcediano de sus beneficios de cura párroco de Oseja y de Soto y se le multaba
con 40.000 maravedíes, (unos 8000 Euros) al efectuar una permuta fraudulenta
bajo las severas penas de cárcel y excomunión mayor.
Fotografía escuela de Oseja, en los últimos años del siglo XIX o de principios del siglo XX, presidida por el maestro Isidoro Alcalde Miguel, que falleció en el año 1910.
Solo
desde esa perspectiva de alto alcance y proyección del arcedianato se puede
entender el poderío económico de Pedro Díaz de Oseja que le valía todo, puesto
que tenemos noticias de que en sus viajes compraba loas más diversos objetos,
bien de carácter religioso, textil, adornos varios, y como no utensilios
rosarios de coral con remates en oro,
bandas ornamentales con diamantes, etc.. todo esas cuestiones que
compraba en los viajes le servía para sufragar los desplazamientos y como no
baja doblegar alguna que otra vanidad.
El
emporio que desarrolló Pedro Díaz de
Oseja le hizo aparecer como una de los
más grandes rentitas y propietarios de la zona, pues contaba con multitud de
propiedades y fincas, molinos, montes, si bien pertenecía las casta superior
sajambrina que controlaba las conciencias, las debilidades y dificultades
varias… eso hacía que el halcón de Pedro Diaz de Oseja comprara en tiempos de
crisis, en esos momentos en que los propietarios vendían para hacer frente a
sus problemas, pues Pedro Diaz aparecía como la salvación o solución a sus
problemas, puesto que compraba propiedades ruales y urbanas y que se hallaban
repartidas por Sajambre pero también por Siero, Oviedo, Carreño, etc,
De
tal forma que le tenemos en el año de 1642 formalizando ante los notarios
sajambrinos de los Piñán, dos escrituras de terrenos, en cambio en el año de 1649
ya son doce las escrituras realizadas, y en 1655 estas ya suman unas cuarentas
y dos, y en el año de 1656 pues lleva a cabo otras tantas compras de
propiedades rurales. las cuales se estima que estarían entorno a los 43 dias de
bueyes, sin contra las plantaciones de manzana, de nogales, de huertas, diversos
hórreos, etc.
Y si hablamos de las propiedades urbanas, se
cuantifica por ejemplo que tenía al final de sus días 18 casas en Oviedo,
también diversos bienes en Cancienes y en Paredes arrendadas por un monto de
4.271 reales. A todo esto, hay que sumar las capellanías que gestionaban mediante
los arriendos y préstamos a diversas iglesias parroquiales, como la de Somió o
al regidor de Oviedo de lo cual sacaba sus buenos ducados. En cuanto a los sembrados parece ser que este
obtenía no menos de 200 fanegas[4] anuales
de escanda.
Se
puede decir que Pedro Díaz de Oseja no era manco y tenía buen ojo para los
negocios, lo cual será un ejemplo a seguir entre sus paisanos, de su saber
hacer, tanto Elena E. Rodríguez como Guillermo Mañana, Eutimio Martino, Día
Caneja, y otros… dejaran testimonio de quien era y como se las gastaba este
famoso arcediano Pedro Díaz de Oseja, cuya talla queda de manifiesto en el
testamento que deja firmado el 16 de febrero de 1665 en Amieva, donde ya
termina sus días muy enfermo.
En
ese concepto de la protección familiar, tenemos a la parentela del cabeza de
esa saga, Pedro Díaz de Oseja , cuya hermana Gracia que se casa con un vecino de Soto de Sajambre, de los Caneja,
sus herederos oficiales, que formaron parte de la oligarquía local y regional:
escribanos, obispos, ministros, merinos mayores, etc[5]
Y
aunque yo he gastado cantidad de maravedís en reparo de dichos caminos,
necesita n de más y de renovarse para su conervaçon. Y por ser los veçinos de
dichos coçejos pobres y no poder acudir a dichos reparos de dichos caminos, y
ser mu neceçsario por ser muy pasaxeros, dejo dichos veynte ducados en cada un
año para que se gasten en dichos reparos y se paguen en el dicho conçexo de
Sajambre, prefiriendo el camino del Beyo y sus puentes ... Y por cuanto los
dichos ver;inos son los más interesados en el reparo de dichos caminos sean
allanados como deçían a ayudar con el carreta de piedra y madera, no sea visto
quedar escusados de dicho acarreto de piedra y madera.
Y
ansí mando que dichos veynte ducados en cada un año no se gasten en carretas,
sino en pagar ofiçiales de cantería y carpintería y peones que fueren menester
para aderezar los malos pasos y en coger la madera y sacar piedra, prefiriendo
siempre el camino del Beyo».[6]
En
esos proyectos que lanzó D. Pedro Díaz, se encuentra a su vez la reconstrucción
de la iglesia de Soto Sajambre, y por eso llama tanto la atención el olvido que
en el propio Sajambre existe sobre tal figura, n realidad, el Arcediano fue
quien corrió con los gastos de toda la obra según se declara: «Y en quanto a la
cantidad y prezio de dinero en que se ha de haçer dicha obra, ansí los dichos
vecinos de Soto, como el dicho Pedro de Vada la ponen en manos del señor Doctor
Don Pedro Diez de Oseja, arcediano de Villaviciosa y canónigo de la santa
Yglesia de la ziudad de Oviedo, para que su merçed en vista de la misma
obra lo tase y mande [por] entrambas partes, ansí los veçinos como el dicho
Pedro de Vada, maestro de cantería.
Foto de Melchor Fernández
Y
caso que dicho señor arcediano no [quiera o] pueda venir a la vista y tasazión
de la dicha obra desde aora para entonçes, son conformes dichos vecinos de Soto
y dicho Pedro de Vada en que vean la dicha obra quatro hombres honrrados, dos
de los vecinos y dos de parte del dicho Pedro de Vada, los quales lo vean y
tasen por entrambas partes».
Como
condiciones del contrato, el pueblo y el cura se comprometen a pagar los gastos
de los desplazamientos del maestro y sus oficiales, y “el acarreto de piedra,
cal, arena y más ma[teriales], ansimismo la leña para los caleros”. Por su
parte y como era habitual desde la Edad Media, el artesano se compromete a
poner los materiales en forma de “cantos y piedra y toba, y cavar las pozas de
los caleros y cargarlos y cortar la leña”. Se obliga también a estar siempre
presente en la obra, salvo en caso de enfermedad, en cuyo supuesto lo podría
sustituir su yerno., y cuya reconstrucción hecha en un años entre 1642-43 llegó
hasta 1883 que de levantó el nuevo templo.
LA SENDA DEL ARCEDIANO Y EL DESARROLLO DE SU ADEREZAMIENTO
Sin
la figura de Pedro Díaz de Oseja no se puede explicarse el despegue de zonas
astures y leonesas vertebradas en torno al Camino Real del Sella, y desde luego
no pueden explicarse las adecuaciones y aderezos del Camino sajambrino entre la
collada de Angón y el Puerto de Pontón, lo cual resultó ser una obra magna que
costó su tiempo unos sesenta y seis años y esfuerzo descomunal.
Pero
el Arcediano tenía muy claro su objetivo, cuando ya en Roma e incluso antes
ambicionaba posicionarse en la sociedad sajambrina y liderar proyectos que ya
desde un principio tuvieron gran envergadura y que hicieron que este y su
familia subiese a las alta cotas sociales y económicas, ayudando también a sus
vecinos, pero no debemos olvidar que estamos hablando del Antiguo Régimen y las
cosas eran como eran.
De este modo y gracias a las fuentes escritas que vamos reuniendo, cada vez podemos documentar mejor los caminos históricos que cruzaban Sajambre y la parte leonesa, lo cuales hoy componen los predios del Parque Nacional de Picos de Europa.
En
este caso no voy a extenderme, salvo alguna que otra acotación y será de nuevo
Elena E. Rodríguez, la que nos resuma las actuaciones en el aderezamiento de la
que termino bautizada como Senda del Arcediano, pues este la trataba y mantenía
como suya, o al menos la que le daba un fuerte prestigio y unas importantes
ganancias económicas.
PRIMERA
ETAPA: ANTES DE 1642
En
su testamento del año 1665, don Pedro Díaz de Oseja manifestaba que él ya había
gastado parte de su fortuna en arreglar los caminos principales que atravesaban
su Sajambre natal. Los documentos conservados confirman estas palabras.
Sabemos
que las obras de lo que, con el tiempo, se habría de llamar Senda del Arcediano
se habían iniciado antes del año 1642 y que, para entonces, se estaba
trabajando en el término del concejo de Amieva (Asturias), junto a la majada de
Saúgu o Sabugo.
Eran
trabajos de adecuación de trazados y firmes para que las acémilas pudiesen
subir de forma más o menos cómoda hasta la portillera de Beza y bajar a Soto,
para entregar sus mercancías para el acopio necesario para que luego las
carretas pudiesen llevarlo a Tierra de Campos.
SEGUNDA ETAPA: 1643-1701
Consta
que en el año 1643 se estaba trabajando en el término de Soto de Sajambre y que
la mano de obra era local. Es decir, que los vecinos de dicho lugar colaboraron
en el empedrado y remodelación del camino real a su paso por dichas
tierras.
En
los 58 años que mediaron entre 1643 y 1701 se avanzó en la obra comprendida
entre los términos de Soto y los de Berrunde, ya en Oseja. Dicho de otra
manera, se tardó 58 años en cubrir la distancia entre Beza/Soto y la
Portilla de Berrunde. Como se verá, tal cantidad de años no fue producto solo
de las dificultades de la orografía, sino especialmente de la resistencia de
los canónigos de la catedral de Oviedo a financiar las obras.
TERCERA ETAPA: 1701-1708
En
el año 1701, el Concejo de Sajambre contrata a un perito de cantería para
trabajar en las pedreras de Berrunde, en concreto, para continuar
la obra entre la Portilla de Berrunde y Los Trabanzos.
Este
perito de cantería era de Llanes (Asturias) y se llamaba Martín Sánchez
del Toro. Los sajambriegos le pagaban 3’5 reales por cada braza al cuadrado. No
puede saberse si los sajambriegos tuvieron capacidad para costear un total de
82’85 brazas anuales, a partir del presupuesto que poseían de 220 reales al
año, ya que en esa financiación había que incluir también el coste del
trabajo en el camino del Beyo que se realizaba simultáneamente al del camino
real.
Del
documento se deduce que este “perito” trabajaba con más gente, seguramente
ayudantes y aprendices. Por documentos posteriores sabemos que la mano de obra
no cualificada estuvo formada por vecinos del concejo de Sajambre, lo que
confirma lo detectado en el documento de 1643. Una vez terminado el trabajo de
empedrado, este debía ser inspeccionado por «personas peritas del oficio o las
que el concejo nombrare».
El
problema fue que los albaceas testamentarios del Arcediano, que fueron los
canónigos de la catedral de Oviedo, se retrasaban en el libramiento de los 20
ducados de vellón anuales (220 reales) que estaban obligados a enviar a
Sajambre para la obra de los caminos.
En
el mes de junio de 1708, la catedral de Oviedo debía a Sajambre 180 ducados, es
decir, el equivalente a 9 años. La petición que el notario público del Número,
Agustín Piñán de Cueto Luengo, traslada a los señores canónigos, en
representación de los vecinos de Sajambre y que se ha conservado en el archivo
de su familia, permite conocer la parte del camino en la que se estaba
trabajando desde el año 1701: «desde la Portilla que llaman de Berrunde
hasta el collado do dizen Los Trabanzos».
CUARTA
ETAPA: DESPUÉS DE 1708
El 24 de junio de 1708 todavía no se había llegado a Los Trabanzos. Hacía ya 43 años que había muerto el Arcediano y más de 66 años desde que se habían iniciado los trabajos de remodelación del camino real.
Desde
Los Trabanzos al Collado de Pontón quedaba todavía un buen trecho que, además,
tenía bastante dificultad por el desnivel que debía salvarse.
Hay
que recordar que en el presupuesto disponible se debía incluir el trabajo en el
camino del Beyo, lo que ralentizaba el avance de la obra en la Senda del
Arcediano. No obstante, en el año 1708, el camino del Beyo estaba casi
terminado, a falta tan solo de un puente.
Si
a todo esto se suma que los canónigos de la catedral de Oviedo solían demorarse
en los pagos, no sería nada arriesgado suponer que esta obra caminera sufriera
varios retrasos. Por tanto, no me extrañaría que lo que hoy se conoce
como Senda del Arcediano tardara alrededor de un siglo en concluirse.
[1] Op. Cit.
La Senda del Arcediano…Pág. 167.
[2] Diccionario
de Historia Eclesiástica de España de Q. Aldea, T. Marín y J.V ives.
[3]
https://lacasadelabolera.blogspot.com/2009/01/capellanas-y-obras-pas-en-el-antiguo_11.html
[4] Entre 75
y 125 kg., la fanega
[5] https://lacasadelabolera.blogspot.com/p/ascendencia-de-ignacio-y-joaquin-diaz.html
[6] Rodríguez Díaz, Elene E. La Senda del Arcediano, y el Camino del Beyo: Nuevos documentos para su historia. BIDEA. Nº 175-176 Año LXIV. Enero Diciembre del 2010. Pág.97.
[i] D. P edro, debió ser hacia 1583 (1), ya que en Madrid, el 20 de noviembre de 1609, al solicitar ser examinado sobre su actitud para lo g rar un beneficio curado, los testigos presentados declaran que tiene más de 25 años, uno de estos testigos declara que tenía 26 años.
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