D. PEDRO DÍAZ DE OSEJA. EL POTENTADO ARCEDIANO DE VILLAVICIOSA Y SUS PROYECTOS.

Todo este tejemaneje del traslado de mercancías por tierras leonesas y asturianas trajo consigo la incorporación de un personaje esencial para entender como Sajambre se hizo centro del transporte de todas estas mercancías, y como se emprendió un proyecto que duró sesenta y seis años, lo cual se lo debemos a la potencia personal y económica de D. Pedro Díaz de Oseja, nacido en 1583[i] y fallecido sobre 1655 tras una larga enfermedad en sus casa de Amieva, contaba con unos 72 años.

Este Pedro Diaz de Oseja nace en el barrio de las Cortes de Oseja y era hijo de una natural de Bulnes (Asturias) Juana Fernández de Gracia Díaz, y de Diego Díaz de Oseja, natural de estas tierras, siendo ganadero y escribano, y en cuyos predios tan importantes como risueños se desarrolló la infancia de Pedro Diaz que discurre feliz entre la praderías y las erías, la fuente y el hórreo y la magia de la Jila (Eutimio Martino).[1]

Ya con doce años tenemos a Pedro Díaz, ubicado en el concejo de Cabrales, sin que podamos ubicar sus familiares en el concejo de Cabrales, aunque sabemos que se fue a Oviedo para estudiar en el Seminario del toledano obispo Diego Alponte Quiñones, descendiente de la Casa de Luna, que ejerció en tal sede entre 1585 hasta el 1598, año en que se fue a Málaga por nombramiento del Papa Clemente VIII, disolviéndose de este modo  la institución seminarista, e ignorando el porqué de su desaparición de la institución formativa  ovetense.

Lo cual conlleva que nuestro biografiado, o sea Pedro Díaz de Oseja quede con una mano delante y otra atrás, hasta ser recogido por el canónigo Diego de Pizarro de Torraza para que fuera su sirviente a la vez que seguía con sus estudios eclesiásticos para lo cual su protector es fácil que le encontrara acomodo en el colegio de los jesuitas ovetenses.

El canónigo Pizarro muy imbuido en los tejes manejes eclesiástico de alto rango, ya que participa como juez en unos asuntos de las monjas de Las Huelgas Reales de Burgos, se lleva a su fámulo a Madrid, y tras varios intentos Pedro Diaz de Oseja se presenta para beneficio curado ante el obispo de León Francisco Terrones del Caño, pero su examen se realiza en Madrid en 1611 siendo examinado por dos canónigos de la catedral de Málaga ciudad donde había sido trasladado Diego de Alponte y que trasladan a Madrid para examinar al sajambriego Pedro Díaz.

Don Pedro hacía ya dos tres años que se había ordenado como presbítero, en concreto lo hizo el 17 de julio de 1612 con 29 años, figurando como clérigo presbítero de la diócesis de León, y tras un largo pleito que concluyó en 1620, por lo cual Pedro Díaz se convierte oficialmente en párroco de Oseja.

En esos mismos tiempos le encontramos cobrando al menos hasta 1623, unos préstamos que mantenía abiertos en la villa de Astorga, de cuyos trámites obtuvo unos 500 Escudos de oro.

Será a través de sus influencias cuando se le nombre Notario Apostólico de la Audiencia y tribunal del nuncio de su Santidad en la villa de Madrid.

Pero sin tener mucha explicación, de repente le tenemos residiendo en Roma en 1620 y estará en dicha ciudad no menos de cuatro años, durante cuyo tiempo, el historiador Eutimio Martino, nos dice que fue allá por resolver el pleito para ser párroco de Oseja, pero lo cierto es que realiza estudios de Cánones, de los cuales saca el doctorado, para un año más tarde ser nombrado Arcediano de Villaviciosa por el papa Gregorio XV, el de las pragmáticas contra las brujas.

En ese período se le localiza ejerciendo como agente de preces, en ese tiempos muere Toribio de Arenas de Posada que ejercía el Arcedianato de Villaviciosa, y que vivía precisamente en esa villa.

Será en 1621 cuando mediante una bula papal se le concede el Arcedianato a Pedro Díaz de Oseja, cuya bula fue presentada ante el Cabildo ovetense por Toribio de la Bárcena, procurador de Oviedo, a partir d ese momento comienza a practicarse los procedimientos para dicha toma de posesión de la citada plaza, tras ponerse Pedro Díaz a disposición del Cabildo.

Algún impedimento debía de haber, o alguna zancadilla canonjil hubo de por medio, hubo de pedirse  una confirmación de la bula,  y sufrir en 1622 un expediente de limpieza de sangre el cual llevó el canónigo Haro,  se le dio posesión  de sus plaza, aunque tardará en los trámites,  parte de este tiempo lo pasa en Roma, pues nos dice que regresa en 1624 pasando por Génova  y Barcelona y llegando a Oviedo el 22 de junio de 1624, justo para realizar su jura profesión de fe y de custodia de los Estatutos del Cabildo catedralicio de San Salvador de Oviedo, cargo que ostentará  hasta el año de 1665.

Las  funciones del Arcediano: « es estar justo al lado del obispo, administrar todas las cosas temporales, y mandar a los diáconos tanto urbanos como rurales; y como los diáconos  queservían a la sagrada Mesa, también el arcediano dirigía a éstos en los actos solemnes, presidía el Cabildo, era vicario nato del obispo, juez o provisor, así en la jurisdicción voluntaria como en la contenciosa, administrador de los bienes y visitador de la diócesis, con jurisdicción en el fuero externo. De ahí que tuviera potestad sobre los arciprestes rurales, párrocos y demás presbíteros; convocaba sínodo diocesano, unía y desmembraba beneficios e imponía censuras.  Eran al principio mandatos delegados, pero terminaron haciéndose perpetuos hasta llegar a emanciparse del obispo»[2]

Un conocedor de los temas religiosos como es José Luis González Novalín, sacerdote y especialista en Historia de la Iglesia, el cual indica que fue tanta la potencia del Arcediano, que «su función,  había sido predominantemente económica, y que se enriqueció en el siglo de la reforma, junto con otras atribuciones de carácter humanitario y administrativo, que hacían competencia a las mismas que detentaba el obispo».


El poder del Arcediano de Villaviciosa, digamos que no tiene parangón, pues como tal miembro de la clase eclesiástica recibía rentas por sus diversos trabajos, y como no,  por el ejercicio sacramental de sus oficio parroquial, obteniendo además un porcentaje de los diezmos del arcedianato que comprendía unas 150 parroquias reunidas en tornos a los arciprestazgos de Villaviciosa, Nava, y Cabranes, Coluna, Ribadesella, Cangas de Onís, Piloña, Parres. Ponga y Amieva, Cabrales, Llanes, Ribadedeva, y Peñamellera, de cuyos diezmos de las rentas, digamos que se originó una acumulación de excedentes que  Pedro Díaz de Oseja solía dedica a la compra y luego reventa de trigo, de almagre, mantecas, etc, y aunque se dejaban sentir la merma en sus beneficios en las épocas de malas cosechas.  Y pese a que apenas si hay noticias de la administración de todo este complejo entramado religioso y económico, cuyas actividades se veían libres del pago de impuestos, al contrario que los laicos, pues ni siquiera los hidalgos quedaban exentos de los tributos eclesiásticos.

Pedro Díaz de Oseja, no cabe duda de que un águila para los negocios, cuya administración y control debió llevar él mismo, y mu sabedor de lo que quería, de ahí que mantuviera un largo pleito, que mantuvo de forma muy soterrada, para obtener el famoso Arcedianato de Villaviciosa,

El conjunto económico de sus fortuna  se incrementaba con los intereses derivados del dinero que el Arcediano  Pedro Díaz prestaba mediante la llamada “venta de censos, una expresión que servía para enmascarar la actividad financiera del clero, ya que “el clero se convirtió en uno de los principales prestamistas del mundo rural” y puesto que Pedro Díaz de Oseja tenía potestad sobre unas 150 parroquias, entre las cuales contaban con tres puertos: Villaviciosa, Ribadesella y Llanes, ello suponía para el arcedianato y su titular unas rentas, muy pero que muy altas.

Por poner un ejemplo las parroquias de Amieva, Arolibio , Cazo, Mian, Sebarga, Sobrefoz y Beleño daba un rédito anual en el año de 1580 aprox., de 360 ducados. Echemos cuenta del aporte de todas las parroquias del Arcedianato, tenemos tan solo una aproximación del canon que pagaban  los arciprestes del Arcedianato de Villaviciosa  en 1625

A estas cantidades hay que añadir la famosas adras, o sea el disfrute de los vecinos de cada parroquia o concejos de las propiedades de la comunidad, esto es algo que está sin evaluar en su totalidad, pero sabemos de algunas cantidades, por ejemplo, que Villaviciosa pagaba en el año de 1626 unos 206 reales, Amieva unos 12 reales y Piloña unos 200 reales.


Por tanto, se puede confirmar que las rentas que recibía D. Pedro Diaz de Oseja, provenían de:

1.—Lo que percibía como prebenda como miembro del Cabildo.

2.—Los negocios conectados con Madrid y Roma. Estos negocios (venta de trámites administrativos, y como no, conseguidor de documentos y despachos y legitimaciones varias, lo cual conformaba gran parte  de su poder económico, lo que le permitían por ejemplo una cuantiosa inversión en propiedades, fuente de financiación para sus famosas Obras Pías.

3.—L as rentas, bien en moneda o en especie, que recibía de sus propiedades, arrendadas o aforadas. 4.—Varios: renta como capellán de D. Gutierre, salario como vicario del deán, rentas como arcediano de Villaviciosa, cobros por trabajos en el Cabildo, etc.

Esto hace que como miembro del Cabildo catedralicio de Oviedo obtuviese entre los años 1625 y 1644, una cantidad que podría estar por encima de los 60.000, maravedíes.

 También esos cobros se hacían mediante la entrega en especias, por ejemplo, de pescao: sardinas, congrios, merluzas, por ejemplo, Amieva pagaba con mantequilla.

Todo ello venía muy bien para sus altos proyectos no precisamente caritativos o altruistas, como mantienen algunos historiadores, que también, sino que invertía en su concejo y en su gente pero siempre desde la perspectiva de que  la remodelación caminera, era algo que redundaba en su propio beneficio, y como no en su familia,  en sus allegados, y vecinos y en la comunidad sajambriega.

Casa de los Piñán

Lo cual llevó adelante mediante  la articulación de las famosas Obras Pías, por ejemplo, mediante ellas  financió por el levantamiento del Colegio de San José de Oviedo, cuya obra entre los años 1663- 1683 tuvo un costo de 100.000 reales,  esta institución recogía a unos doce alumnos y otros doce provenientes de la parentela del fundador. Esta institución será el precedente del Seminario diocesano ovetense, y para el cual el Pedro Díaz le asigna una dotación anual de 5.500 reales.

Y todo ello desde el recóndito lugar de Sajambre, para lo cual levanta ese emporio [3] que poseía  unos 337 carros de hierba y 102 carros de abono , lo cual le rentaba unos 1000 reales, ello le servía además para dar préstamos, financiar, por ejemplo, la Escuela elemental de Oseja, que se hallaba junto a la casa que tenía en el barrio de Las Cortes, que ya funcionaba en el año 1667, y cuyo primer maestro fue José Díaz de Caldevilla, pariente del fundador que recibía un sueldo por su labor como maestro.  Antes había habido un miembro de la saga de los Piñán, Isidro Piñán de Cueto Luengo, hijo bastardo del Comisario de la Inquisición, que ya había estado dando clase en la casa familiar.

Por si toso esta fuera poco la Obra Pía había adquirido cincuenta parejas de bueyes para alquilarlos a precios asequibles a los ganaderos y carreteros que lo necesitaran, y creó a sus un Monte de Piedad, e instituyo una alhóndiga (casa pública para la compra y venta de 50 fanegas de pan de trigo, y administrar 50 ducados para cada tercio del valle. Todo ello, se encuentra la documentación en el Archivo Histórico Nacional, legajos 5190 al 5194.


Es evidente como expone la propia historiadora Elena E. Rodríguez, que tales Obras Pias eran fundaciones perpetuas que, según definió algún autor, se encontraban a medio camino "entre la beneficencia y la familiaritas, y en ese  extraño juego entraba la Obra Pía, que era una fundación, generalmente de carácter benéfico, en la que se establecían una serie de servicios piadoso-asistenciales, más o menos amplios sobre una base patrimonial, fijando también las condiciones, los beneficiarios y el funcionamiento.

Los bienes que se destinaban a tales instituciones formaban un todo indivisible del patrimonio de la Iglesia como propiedades vinculadas, por lo que, en la mayor parte de los casos, no se podían enajenar sin el permiso de las autoridades eclesiásticas. Capellanías y Obras Pías existían en las ciudades, pero sobre todo se prodigaban en los ambientes rurales, más desatendidos y necesitados que la población urbana de la época.

Este traía como consecuencia que los beneficiarios, fueran usufructuarios que desarrollaban otras estrategias socioeconómicas, ya que eran familiares del fundador, que de este modo el modelo les proporcionaba medios de vida, sin que las propiedades y rentas al ser eclesiásticas sobrecargadas de carga alguna al estar libres de impuesto. Eran estas instituciones la vía directa para ascender en la escala social de cara al ennoblecimiento, y de ahí se explica la lucha del Arcediano por hacerse con el curato de Oseja, y convertirse en auténtico rentista, y poder tener ese rango de ostentación necesario para afrontar toda  esa actividad fundacional y económica. Dichas instituciones desaparecen con la desamortización.

A este respecto hay que tener en cuenta que el obispo de León había depuso al Arcediano de sus beneficios de cura párroco de Oseja y de Soto y se le multaba con 40.000 maravedíes, (unos 8000 Euros) al efectuar una permuta fraudulenta bajo las severas penas de cárcel y excomunión mayor.


Fotografía escuela de Oseja, en los últimos años del siglo XIX o de principios del siglo XX, presidida por el maestro Isidoro Alcalde Miguel, que falleció en el año 1910.

Solo desde esa perspectiva de alto alcance y proyección del arcedianato se puede entender el poderío económico de Pedro Díaz de Oseja que le valía todo, puesto que tenemos noticias de que en sus viajes compraba loas más diversos objetos, bien de carácter religioso, textil, adornos varios, y como no utensilios rosarios de coral con remates en oro,  bandas ornamentales con diamantes, etc.. todo esas cuestiones que compraba en los viajes le servía para sufragar los desplazamientos y como no baja doblegar alguna que otra vanidad.

El emporio que desarrolló  Pedro Díaz de Oseja  le hizo aparecer como una de los más grandes rentitas y propietarios de la zona, pues contaba con multitud de propiedades y fincas, molinos, montes, si bien pertenecía las casta superior sajambrina que controlaba las conciencias, las debilidades y dificultades varias… eso hacía que el halcón de Pedro Diaz de Oseja comprara en tiempos de crisis, en esos momentos en que los propietarios vendían para hacer frente a sus problemas, pues Pedro Diaz aparecía como la salvación o solución a sus problemas, puesto que compraba propiedades ruales y urbanas y que se hallaban repartidas por Sajambre pero también por  Siero, Oviedo, Carreño, etc,

De tal forma que le tenemos en el año de 1642 formalizando ante los notarios sajambrinos de los Piñán, dos escrituras de terrenos, en cambio en el año de 1649 ya son doce las escrituras realizadas, y en 1655 estas ya suman unas cuarentas y dos, y en el año de 1656 pues lleva a cabo otras tantas compras de propiedades rurales. las cuales se estima que estarían entorno a los 43 dias de bueyes, sin contra las plantaciones de manzana, de nogales, de huertas, diversos hórreos, etc.

 Y si hablamos de las propiedades urbanas, se cuantifica por ejemplo que tenía al final de sus días 18 casas en Oviedo, también diversos bienes en Cancienes y en Paredes arrendadas por un monto de 4.271 reales. A todo esto, hay que sumar las capellanías que gestionaban mediante los arriendos y préstamos a diversas iglesias parroquiales, como la de Somió o al regidor de Oviedo de lo cual sacaba sus buenos ducados.  En cuanto a los sembrados parece ser que este obtenía no menos de 200 fanegas[4] anuales de escanda.

Se puede decir que Pedro Díaz de Oseja no era manco y tenía buen ojo para los negocios, lo cual será un ejemplo a seguir entre sus paisanos, de su saber hacer, tanto Elena E. Rodríguez como Guillermo Mañana, Eutimio Martino, Día Caneja, y otros… dejaran testimonio de quien era y como se las gastaba este famoso arcediano Pedro Díaz de Oseja, cuya talla queda de manifiesto en el testamento que deja firmado el 16 de febrero de 1665 en Amieva, donde ya termina sus días muy enfermo.

En ese concepto de la protección familiar, tenemos a la parentela del cabeza de esa saga, Pedro Díaz de Oseja , cuya hermana Gracia que se casa con un  vecino de Soto de Sajambre, de los Caneja, sus herederos oficiales, que formaron parte de la oligarquía local y regional: escribanos, obispos, ministros, merinos mayores, etc[5]

Testamento «Primeramente, mando que en cada un año para siempre xamás gasten y paguen de la renta de mis vienes veynte ducados en aderezar los caminos que ban de los puertos de mar a Castilla por el puerto de Veça y camino del Beyo, desde el collado de Pontón hasta el Cueto de Comundi, y El Beyo, en los términos de los co ~e os de Sajambre y Anúeva, por ser como es tierra muy fragosa neçesitada de pedreras, maderadas y puentes.

Y aunque yo he gastado cantidad de maravedís en reparo de dichos caminos, necesita n de más y de renovarse para su conervaçon. Y por ser los veçinos de dichos coçejos pobres y no poder acudir a dichos reparos de dichos caminos, y ser mu neceçsario por ser muy pasaxeros, dejo dichos veynte ducados en cada un año para que se gasten en dichos reparos y se paguen en el dicho conçexo de Sajambre, prefiriendo el camino del Beyo y sus puentes ... Y por cuanto los dichos ver;inos son los más interesados en el reparo de dichos caminos sean allanados como deçían a ayudar con el carreta de piedra y madera, no sea visto quedar escusados de dicho acarreto de piedra y madera.

Y ansí mando que dichos veynte ducados en cada un año no se gasten en carretas, sino en pagar ofiçiales de cantería y carpintería y peones que fueren menester para aderezar los malos pasos y en coger la madera y sacar piedra, prefiriendo siempre el camino del Beyo».[6]

En esos proyectos que lanzó D. Pedro Díaz, se encuentra a su vez la reconstrucción de la iglesia de Soto Sajambre, y por eso llama tanto la atención el olvido que en el propio Sajambre existe sobre tal figura, n realidad, el Arcediano fue quien corrió con los gastos de toda la obra según se declara: «Y en quanto a la cantidad y prezio de dinero en que se ha de haçer dicha obra, ansí los dichos vecinos de Soto, como el dicho Pedro de Vada la ponen en manos del señor Doctor Don Pedro Diez de Oseja, arcediano de Villaviciosa y canónigo de la santa Yglesia de la ziudad de Oviedo, para que su merçed en vista de la misma obra lo tase y mande [por] entrambas partes, ansí los veçinos como el dicho Pedro de Vada, maestro de cantería. 


Foto de Melchor Fernández

Y caso que dicho señor arcediano no [quiera o] pueda venir a la vista y tasazión de la dicha obra desde aora para entonçes, son conformes dichos vecinos de Soto y dicho Pedro de Vada en que vean la dicha obra quatro hombres honrrados, dos de los vecinos y dos de parte del dicho Pedro de Vada, los quales lo vean y tasen por entrambas partes».

Como condiciones del contrato, el pueblo y el cura se comprometen a pagar los gastos de los desplazamientos del maestro y sus oficiales, y “el acarreto de piedra, cal, arena y más ma[teriales], ansimismo la leña para los caleros”. Por su parte y como era habitual desde la Edad Media, el artesano se compromete a poner los materiales en forma de “cantos y piedra y toba, y cavar las pozas de los caleros y cargarlos y cortar la leña”. Se obliga también a estar siempre presente en la obra, salvo en caso de enfermedad, en cuyo supuesto lo podría sustituir su yerno., y cuya reconstrucción hecha en un años entre 1642-43 llegó hasta 1883 que de levantó el nuevo templo.


LA SENDA DEL ARCEDIANO Y EL DESARROLLO DE SU ADEREZAMIENTO

Sin la figura de Pedro Díaz de Oseja no se puede explicarse el despegue de zonas astures y leonesas vertebradas en torno al Camino Real del Sella, y desde luego no pueden explicarse las adecuaciones y aderezos del Camino sajambrino entre la collada de Angón y el Puerto de Pontón, lo cual resultó ser una obra magna que costó su tiempo unos sesenta y seis años y esfuerzo descomunal.

Pero el Arcediano tenía muy claro su objetivo, cuando ya en Roma e incluso antes ambicionaba posicionarse en la sociedad sajambrina y liderar proyectos que ya desde un principio tuvieron gran envergadura y que hicieron que este y su familia subiese a las alta cotas sociales y económicas, ayudando también a sus vecinos, pero no debemos olvidar que estamos hablando del Antiguo Régimen y las cosas eran como eran.


De este modo y gracias a las fuentes escritas que vamos reuniendo, cada vez podemos documentar mejor los caminos históricos que cruzaban Sajambre y la parte leonesa, lo cuales hoy componen los predios del Parque Nacional de Picos de Europa.

En este caso no voy a extenderme, salvo alguna que otra acotación y será de nuevo Elena E. Rodríguez, la que nos resuma las actuaciones en el aderezamiento de la que termino bautizada como Senda del Arcediano, pues este la trataba y mantenía como suya, o al menos la que le daba un fuerte prestigio y unas importantes ganancias económicas.

PRIMERA ETAPA: ANTES DE 1642

En su testamento del año 1665, don Pedro Díaz de Oseja manifestaba que él ya había gastado parte de su fortuna en arreglar los caminos principales que atravesaban su Sajambre natal. Los documentos conservados confirman estas palabras.

Sabemos que las obras de lo que, con el tiempo, se habría de llamar Senda del Arcediano se habían iniciado antes del año 1642 y que, para entonces, se estaba trabajando en el término del concejo de Amieva (Asturias), junto a la majada de Saúgu o Sabugo.

Eran trabajos de adecuación de trazados y firmes para que las acémilas pudiesen subir de forma más o menos cómoda hasta la portillera de Beza y bajar a Soto, para entregar sus mercancías para el acopio necesario para que luego las carretas pudiesen llevarlo a Tierra de Campos.


SEGUNDA ETAPA: 1643-1701

Consta que en el año 1643 se estaba trabajando en el término de Soto de Sajambre y que la mano de obra era local. Es decir, que los vecinos de dicho lugar colaboraron en el empedrado y remodelación del camino real a su paso por dichas tierras. 

En los 58 años que mediaron entre 1643 y 1701 se avanzó en la obra comprendida entre los términos de Soto y los de Berrunde, ya en Oseja. Dicho de otra manera, se tardó 58 años en cubrir la distancia entre Beza/Soto y la Portilla de Berrunde. Como se verá, tal cantidad de años no fue producto solo de las dificultades de la orografía, sino especialmente de la resistencia de los canónigos de la catedral de Oviedo a financiar las obras.


TERCERA ETAPA: 1701-1708

En el año 1701, el Concejo de Sajambre contrata a un perito de cantería para trabajar en las pedreras de Berrunde, en concreto, para continuar la obra entre la Portilla de Berrunde y Los Trabanzos.

Este perito de cantería era de Llanes (Asturias) y se llamaba Martín Sánchez del Toro. Los sajambriegos le pagaban 3’5 reales por cada braza al cuadrado. No puede saberse si los sajambriegos tuvieron capacidad para costear un total de 82’85 brazas anuales, a partir del presupuesto que poseían de 220 reales al año, ya que en esa financiación había que incluir también el coste del trabajo en el camino del Beyo que se realizaba simultáneamente al del camino real. 

Del documento se deduce que este “perito” trabajaba con más gente, seguramente ayudantes y aprendices. Por documentos posteriores sabemos que la mano de obra no cualificada estuvo formada por vecinos del concejo de Sajambre, lo que confirma lo detectado en el documento de 1643. Una vez terminado el trabajo de empedrado, este debía ser inspeccionado por «personas peritas del oficio o las que el concejo nombrare».

El problema fue que los albaceas testamentarios del Arcediano, que fueron los canónigos de la catedral de Oviedo, se retrasaban en el libramiento de los 20 ducados de vellón anuales (220 reales) que estaban obligados a enviar a Sajambre para la obra de los caminos.

En el mes de junio de 1708, la catedral de Oviedo debía a Sajambre 180 ducados, es decir, el equivalente a 9 años. La petición que el notario público del Número, Agustín Piñán de Cueto Luengo, traslada a los señores canónigos, en representación de los vecinos de Sajambre y que se ha conservado en el archivo de su familia, permite conocer la parte del camino en la que se estaba trabajando desde el año 1701: «desde la Portilla que llaman de Berrunde hasta el collado do dizen Los Trabanzos».

CUARTA ETAPA: DESPUÉS DE 1708 


El 24 de junio de 1708 todavía no se había llegado a Los Trabanzos. Hacía ya 43 años que había muerto el Arcediano y más de 66 años desde que se habían iniciado los trabajos de remodelación del camino real.

Desde Los Trabanzos al Collado de Pontón quedaba todavía un buen trecho que, además, tenía bastante dificultad por el desnivel que debía salvarse.

Hay que recordar que en el presupuesto disponible se debía incluir el trabajo en el camino del Beyo, lo que ralentizaba el avance de la obra en la Senda del Arcediano. No obstante, en el año 1708, el camino del Beyo estaba casi terminado, a falta tan solo de un puente.

Si a todo esto se suma que los canónigos de la catedral de Oviedo solían demorarse en los pagos, no sería nada arriesgado suponer que esta obra caminera sufriera varios retrasos. Por tanto, no me extrañaría que lo que hoy se conoce como Senda del Arcediano tardara alrededor de un siglo en concluirse.


Por último, toda la obra que hoy se observa y se conserva a lo largo de este tramo, es decir, entre el Collado de Angón y el Collado de Pontón, data de esta remodelación descrita. Dado el estado actual de la investigación, no creo que pueda detectarse en la Senda del Arcediano nada anterior a la Edad Moderna. Del camino medieval no debe quedar nada. Para buscar indicios materiales anteriores al siglo XVII se debe investigar en tramos de este camino real diferentes al sajambriego. 

Víctor Guerra

Audión  en RPA UN BUEN DIA PARA VIAJAR

[1] Op. Cit. La Senda del Arcediano…Pág. 167.

[2] Diccionario de Historia Eclesiástica de España de Q. Aldea, T. Marín y J.V ives.

[3] https://lacasadelabolera.blogspot.com/2009/01/capellanas-y-obras-pas-en-el-antiguo_11.html

[4] Entre 75 y 125 kg., la fanega

[5] https://lacasadelabolera.blogspot.com/p/ascendencia-de-ignacio-y-joaquin-diaz.html

[6] Rodríguez Díaz, Elene E. La Senda del Arcediano, y el Camino del Beyo: Nuevos documentos para su historia. BIDEA. Nº 175-176 Año LXIV. Enero Diciembre del 2010. Pág.97.


[i] D. P edro, debió ser hacia 1583 (1), ya que en Madrid, el 20 de noviembre de 1609, al solicitar ser examinado sobre su actitud para lo g rar un beneficio curado, los testigos presentados declaran que tiene más de 25 años, uno de estos testigos declara que tenía 26 años.

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