Los Caminos de Beato desde Liébana a Santianes de Pravia. Camino Lebaniego
Despejada la cuestión de la
importancia de Liébana como territorio dentro del Regnun Asturum y la potencia de
Beato dentro del panorama político y religioso de Asturias, lo que ahora me
interesa es adentrarme en los posibles recorridos que pudieron realizar tanto
Beato de Liébana como su discípulo, el obispo Eterio, hasta concluir en Santianes
de Pravia.
Hay que tener en cuenta que debió
de haber varios viajes, y según las épocas debió variar dicho recorrido, pues,
por ejemplo en tiempos estivales llegar a la corte de Cangas de Onís, debía ser
muy factible hacerlo a través de las tierras valdeonas y Amieva, o pasar a la
Vereda de los Francos a través de las tierras cabraliegas. Pero en este caso
concreto de un viaje del cual tenemos constancia documental que se realizó en
el año 785, cuestión esta que rebaja el
número de posibilidades camineras.
Fue, como digo un viaje que se realizó a primeros de Noviembre del 785,[1] realizado en medio de una Asturias cuasi desértica, aun cuando se empezaban a levantar, acá y allá, algunas de algunas villas, tal vez a costa del abandono de los antiguos enclaves castreños.
Las circunstancias, principalmente
las climatológicas, son las que nos hacen desechar del amplio abanico de las
especulaciones camineras, alguno trazados, especialmente aquellos que atravesaban
los valles de Valdeón y del Sella, o aquellos otros que cruzaban los altos
valles de Picos de Europa, posiblemente en aquellos momentos cubiertos por un
buen manto de nieve, debido a las alta cotas de estos: Collada de Valcabao 1839
mts, Portilla de Beza 1500 mts, otro tanto para el paso de Aliva, a los casi
1300 mts del Jito Escarandi, sí se entraba por el camino de Bejes.
Ilustración
6 Vista de Aliva desde encima del Chale Real
Por tanto, para salir de Liébana hacia
el Oriente asturiano, y poder enlazar con el Camino o Vereda de los Francos,
o con la rasa costera Cantábrica para enlazar la Liébana con los trazados
transversales que los llevaría a Santianes de Pravia, digamos que solo había
dos rutas posibles para nuestros peculiares viajeros.
1º.- El trazado que hoy conocemos
como el Camino Lebaniego, que es el supuesto recorrido que se desarrolla
por los entornos del río Nansa, itinerario por donde los hago transitar a
dichos monjes en su viaje de vuelta de Santianes de Pravia, en el libro-guía
pendiente de publicar.
2º.- El otro trazado, sería el que
discurre a lo largo del río Deva y el Desfiladero de la Hermida. Trazado menos
conocido que el anterior, y que ha sido explicado, en parte por Cecilio F.
Testón, en su libro, ya citado.
Mi opinión es que dicho recorrido
sería posiblemente el coincidente con el trazado «oficial» que hoy conocemos
como Camino Lebaniego, pero sin su variante fluvial por las orillas del
río Nansa.
Sí en parte desecho este itinerario
es porque este queda algo desplazado para allegarse al centro de Asturias, a
menos que el objetivo fuera llegar al borde de la cornisa costera, y no hay que
perder de vista, que dichos monjes estarían regresando a Turieno, como poco, medidos
de diciembre del 785.
El Viaje hacia Santianes desde
Turieno por el Camino Lebaniego de los monjes lebaniegos(traza verde)
Puestos en marcha, partirían los
monjes Beato y Eterio de Turieno, aunque se ignora cuál era su logística, sí
iban con lo puesto, o sea, sus zurrones y bordones, , o por el contrario con
ellos llevaban alguna acémila y gentes de servicios, que sería lo normal, dado
que iban a unos actos un tanto protocolarios como la inclaustración de la reina
Adosinda,[2] y
menester sería llevar con ellos los aditamentos de su rango, y es de suponer
que deberían llevar algunos regalos para entregar a distintos dignatarios y
algunos obsequios para los diversos monasterios que visitarían.
Por lo que es de suponer que
llevarían, al menos, un par de buenas mulas, pues si estamos hablando de zonas
semidesérticas, es más que posible, que tuvieran que establecer algun
campamento de ventura, e incluso tener que ir proveyéndose de algunas viandas a
lo largo del camino.
Convenientemente pertrechados
bajarían del monasterio de San Martín hacia la villa de Potes para posteriormente
enfilar hacia Castro Cillórigo a través de las praderías de Campañana para
dirigirse hacia a la aldea de Ventosa.
Esta era la mejor forma de salvar
la estrechez que presentaba en aquellos momentos el desfiladero, que no ofrecía
un paso franco a las orillas del río, motivo por el cual se salvaba dicho
accidente geomorfológico, a través de las llamadas pasadas de Ventosa que
permitían el paso por encima del río Deva al abrigo del peñasco Ventosa.
Ilustración 7 Iglesia de Santa María de Lebeña
Tras este delicado paso, se
allegaban los clérigos y siervos, incluso algún que otro eventual guía hasta el
recoleto monasterio de San Salvador de Lebeña, pues en aquellos tiempos aun debía
funcionar dicho cenobio, a los cuales pasarían a saludar nuestros viajeros, y
seguramente siendo debidamente reconfortados con un buen recibimiento y
hospedaje por parte de los hermanos de Lebeña.
Este cenobio fue un lugar
importante, puesto que ya aparece en el año 796, «en un documento de venta- de
un tal Pruello - a varios frailes de la iglesia de Santa María de Lebeña», pero que en otro documento de venta aparece
tal cenobio como San Salvador de Lebeña.
A su vez, conocemos que el año 827 «la congregación de Santa María de Cosgaya habían vendido unas tierras a los hermanos de la Iglesia de San Salvador, en el mismo Lebeña, y lo hicieron a Moisés, el Abad, a Gomerico a Fradilani, Cabrario. Potamio presbíteros, y a cuantos componían tal congregación.
Dos años antes reinando Alfonso
II, se establece en la zona, a modo de monasterio familiar, «compuesto por
Valeriano y su padre Teodario, con sus gasalianes (súbditos) y con todo
lo que poseían, sometiéndose incluidas sus mismas personas, a las advocaciones
dichas de San Salvador. Renunciaron á todo y a sí mismos . .:Abrenunciamus
nos et omnf's nostras faculta tes secundurn regulam apostolicam. El día 15
de Octubre, firman y signan, Valeriano y su padre…», además se dice que en
«Lebeña hubo iglesia con obispo desde el 796, sin repetir lo tocante a la
iglesia de San Salvador que ya fue en días de Silo».
Y aunque Baltasar Magro, en su novela,
nos dice que Eterio «vino desde la corte asturiana donde llegó con las tropas
de Mauregato», de Santianes, este cronista lo planta sin explicar cómo, en el
Collado Pasaneu, situado en el llamado Camino Real de la Montaña.
Este se trata de un paso ganadero
situado a 1350 mts de cota; y aunque el recorrido es más lineal que el que
ahora llevan los monjes, es probable que este collado presentase algunos
problemas con la nieve, además de ser un recorrido muy solitario y despoblado, pues
desde el Valle Estrecho hasta llegar a Sobrelapeña son muchos kilometros, sin pueblos,
y en aquellos días sin ventas, luego ya hubo una la Venta los Lobos. En todo
caso era un recorrido de unos 25 km . Bien podría ser una alternativa, pero
poco viable para un mes de noviembre.
Descansados de la primera etapa
en Lebeña ahora saldrían hacia Cicera a través del largo camino que irían
remontando a través de los altos invernales de Lebeña, El Pando y La Torca, y
quedaría la duda de sí al cabo de estos lugares, ganarían el significado
collado Arceón (971 mts) yéndose por el Sendero de dos Hayas para entroncar más
adelante con el otro posible ramal, que también podían acometer, o sea atravesar
el tupido hayedo por el cual desfila la retorcida senda de Los Francos, que da vuelta
al Canto Mesa sin Pan, y ya por el trazado común de Arceón y los Francos, bajar
hacia el pueblo de Cicera, donde a buen seguro que los religiosos dieron un
descanso a sus cuerpos, y animales. De este trazado ya Madoz decía «este puerto
aunque de mal piso y trabajoso, es el que más se usa durante el invierno».
Retomada la ruta subirían desde Cicera a la significada Collada de La Hoz, otro buen repecho, algo más corto, para de ese modo pasar al valle de Sobrelapeña, el cual preside la románica iglesia de Santa Juliana (S. XII), que no estaría presente a su paso, pero es de suponer que no dejaría de haber en su lugar algun testigo de las viejas creencias paganas.
Cuando se juntan los ríos Lafuente
y el Tanea doblarían hacia el Norte, acompañando por encima del río Lamasón,
que a esa altura cambiaría de nombre, pasando
por el significado lugar donde estuvo la Venta de Fresnedo, y así siguiendo a
la vera de la Sierra de la Collada ganar el pueblo de Cades, que un poco más
adelante mostraría sus activas fraguas, hablamos del siglo XII. Cabe preguntar si en Cades ¿Habría alguna
comunidad vecinal en aquellos tiempos allí establecida…?
En sus inmediaciones, se sabe que
hubo un yacimiento prehistórico, el de La Pica, que aparece mencionado en el
año1000.
En Cades nuestros queridos
monjes, podrían virar al Oeste, para subir hacia Cabanzón, que en el naciente
siglo X aparecía en el Cartulario del Monasterio de Santillana, y desde ahí
entrar en las tierras astures, (estamos ya en tierras de la Asturias Trasmontana o sea la Asturias de Santillana) cuya aldea
fronteriza, hoy no es otro que el poblamiento de Merodio, ya que los viejos
territorios astures trasmontanos llegaban hasta las fronteras mesetaria allá en
los altos del Puerto de Palombera..
Desde dicha aldea de Merodio, y por
el lugar y santuario de Espioña se alcanzaría la villa de Panes entroncando así
con el Camino de los Francos que vendría desde la tierras vascas y
cántabras, se supone que a través, de la Vía Agripa
En la novela de Xulio Arbesú (El Valor del Rei) plantea a Mauregato a sus posesiones cántabras cruzando por el vado del Deva mediante cuerdas, con motivo de la coronación del rey Aurelio, al que Mauregato intentó destronar.
Lo que probablemente todavía
fuera, en los finales del siglo VIII una referencia, sería, [3]por un
lado, la Lucus Asturun (Lugo de Llanera), y por otro la aledaña iglesia
de San Salvador de Rondilella, ubicada al pie del gran castro de La Cogolla, cuyos
enclaves daban paso a Santianes de Pravia a través de los lugares de La Reigada
y La Mafalla.
Este sería el posible uno de los
posibles itinerarios que creo que pudieron realizar Beato y Eterio, aunque también
es cierto que una vez en Cades o en Seijo también pudieran acercarse a la rasa costera
llanisca hacia dirigirse a Santianes de Pravia
Ilustración
9 Tina Mayor desde el Mirador del Pico Cañón
El Camino por la Costa a Santianes de Pravia
En este caso, desde Cades
pasarían por el Puente del Arrudo, o lo que allí hubiera para pasar a Bielva y
poder seguir rumbo Norte hacia Serdio y buscar la Barca de Pesués para de ese
modo cruzar la ría de Tina Menor y si acaso más adelante la ría de Tina Mayor, rara
de este modo llegar a través de la rasa costera hasta el poblamiento que
hubiera en Llanes, donde a buen seguro que los viajeros serían acogidos por los
hermanos del monasterio de San Salvador de Celorio.
Por delante les quedaba el tránsito hacia el río Sella, cruzar este gran afluente era un gran desafío, ante el cual, lo más fácil era ir a su vera hacia Arriondas teniendo a este de vecino hasta las Arriondas para luego seguir por la depresión mesoterciaria a través de lugares como Infiesto y Nava rumbo a Llanera y Santianes de Pravia.
Si bien la otra posibilidad caminera sería ir hacia Ribadesella y seguir por la misma rasa costera a través de la vieja Vía Agripa cruzando por Guadamía para buscar los viejos enclaves monacales de Caravia y Villaviciosa, o sea realizando lo que hoy llamamos el Camino del Norte, pasando por enclaves salvadoreños cuyos orígenes se pierden en el confín de los tiempos, algunos de ellos con monasterios adosados como San Salvador de Celorio, San Antolín de Bedón, San Salvador de Moru, San Salvador de Priesca, San Salvador de Fuentes.
Sí siguieran la línea de costa
dirección Oeste, irían hasta San Salvador de Deva y por los enclaves castreños,
colonizados más tarde por los vaqueiros de alzada gijoneses, cuyo trazado
subiría por las aldeas de Caldones, Valdornón al Prado La Cruz, para bajar
hacia las tierras de Llanera
Este itinerario supondría no
seguir por la costa hacia San Salvador de Perán o Perlora rumbo a Avilés y Soto
del Barco… y punto final en Santianes de Pravia. donde Adosinda entraría en el claustro monjil, una vez llegados tan importantes monjes.
[1] Referencia a dicha fecha en la carta de Beato de
Liébana y Eterio a Elijando de Toledo que encabeza el Apologético del
monje lebaniego.
[2] En este sentido hay cierto desajuste de fechas porque
la inclaustración de la reina viuda: Adosinda se produce en el 25 de noviembre 785
y la coronación de Mauregato se presupone que fue en el 783 fecha de la posible
muerte de Sil. Siendo lo lógico sería que Adosinda tomara los hábitos antes de
la coronación o poco despues de Mauregato. Po tanto, difícil es precisar qué
tiempos mediaron entre la muerte de Silo, con la consiguiente proclamación de
Alfonso, el destronamiento de éste por su tío Mauregato, y la coronación de este
teniendo como referencia de la toma de hábitos de Adosinda en noviembre de 785.
[3] Llamadas también de Guindas, a veces utilizado
para evitar el pago de los portazgos, y se basaba que en las maromas se
colocaba una horquilla de madera, denominada trasga, con una cuerda a
cada extremo para llamarla a cada lado, en la citada horquilla se ataba a la
persona o carga haciendo resbalar la trasga hasta la orilla.
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