DE LA PULCRA LEONINA A SANCTA OVTENSIS. PAJARES- PUENTE LOS FIERROS
Ilustración 1 Entrando en Pajares
Pueblo
PUEBLO DE PAJARES. 996 m de altitud
El pueblo de Pajares o Payares,
se vertebra al paso de los ejes que le traspasan de lado a lado, bien la Nª
630, bien la calle principal que va paralela a este eje un poco más abajo a
cuyo paso se abren diversas fuentes y casonas de muy distinta condición, en
general construcciones de piedra caliza para resistir los fríos y fuertes
nevadas.
En el poblamiento se Pajares, se puede ver la
Casa de Tía Ramona donde antaño hubo una venta caminera, y en cuyo dintel está
grabada la fecha de 1773, y donde posiblemente comería el Señor de Montigny,
luego está la casa del insigne Don Ramón Menéndez Pidal, cuya niñez pasó en
este colgado pueblo, y como no también el pueblo cuenta con la iglesia de San
Miguel que contó según apeo de bienes de 1721 con un hospital fundado por los
vecinos aunque de fecha desconocida y cuyos
restos se pueden ver al paso del camino, una casa de piedra con una notable
entrada en forma de arco y que estuvo dedicado al susodicho San Miguel, a cuyo
santo se le tiene en Asturias bastante estima.
Ilustración 2 Portazgo de Pajares
De ese alojamiento lo que nos
queda es el Libro del Hospital (1721-1829) que según dice el
equipamiento caritativo contaba con «casa hospicio, con cocina, establo, pajar
y portal, así como un hórreo» y que según el Catastro de la Ensenada en
1754 rentaba unos 224 reales y 17 maravedíes de vellón. El templo parroquial
fue remozado en 1861.
Ilustración 3 Pajares Pueblo
DESDE PAJARES DOS CAMINOS
CAMINO DE VERANO: PAJARES- POLA DE LENA.
Pajares representa todo un hito en el Camino
del Salvador, si antes teníamos las cambiantes choperas como telón de fondo
camino de los cresteríos de la Cordillera Cantábrica, ahora camino de la
frontera con las tierras asturianas, el trazado lo que nos depara es un largo
descenso por intrincados valles y cordales que conforman estas singulares vías
de penetración a las Asturias de Oviedo, que decían los viejos documentos, que
no es solo una, sino varias cuyo telón ahora serán las cumbres y picachos que
no rodean, miremos donde miremos.
Pajares nos presenta la
posibilidad de realizar dos trazados: Camino de Verano y
el Camino de Invierno, ambos parten del pueblo de Pajares, como
dice uno de los soportes de promoción del Principado de Asturias «Sabios son
los caminantes que a través de los siglos han trazado caminos para superar
retos. En estas tierras de Asturias, tan abruptas como bellas, estos retos son
mayores aún.
Ilustración 4 LLanos de Somerón
A veces cobran forma de niebla,
nieve, lluvia o intenso sol. Así es el clima de la alta montaña asturiana,
expuesta a los húmedos vientos atlánticos: riguroso en invierno y apacible en
verano, pero siempre variable e impredecible. Para hacer frente a estas
situaciones, el ingenio secular del peregrino ha derivado en el trazado de dos
rutas paralelas desde Payares, una por cada lado del valle, para combatir el
frío y para soportar el calor, una a la solana y otra a la umbría…
RUTA DE VERANO. POR CHANOS
DE SOMERÓN A PUENTE DE LOS FIERROS
Ilustración 5 Iglesia de San Miguel
del Río
Desde Pajares, se toma el camino más
transitado por los peregrinos, se trata del Camino de Verano, o sea aquel que
va directo al pueblo de los famosos arvejos: Llanos de Somerón, que además
tiene la ventaja de que ahora cuenta con un albergue lo que facilita estirar
las etapas y descongestionar todo este tramo, dado los pocos albergues
existentes como su pequeñez, que hace que algunas veces sobren plazas, pero en
otros momentos hay verdaderos problemas para dar abasto a la demanda de plazas
por la grey peregrina.
En el viejo lugar de Payares, hubo un
albergue donde pasó la noche un peregrino italiano que hablaba de la zona en
estos términos la villuzza de Pagliare, y lo hacía en el 1477,
también pasó el francés
Guillaume Manier[2] de Carlepont que ha hemos
visto pasando por los predios del Camino del Norte, en el establecimiento
payariego recaló, ya que «servía para hospedar peregrinos y pasajeros, asistir
enfermos y transportar convalecientes e impedidos de éste a otros lugares,
vivía el hospitalero y su familia. Este era designado como el mayordomo por los
patronos de la entidad, debía ser «persona de toda Satisfazion que zele,
administre, y Cumpla Con las obligaciones Referidas, y su fundazion, y no lo
haziendo se pueda expeler y nombrar otro».
Estas obligaciones eran muy numerosas, aunque a veces algo escasas y consistían en «hacer lumbre a los pobres; darles cama —las buenas camas en que dice Manier tras haber dormido durante su estancia en el hospicio— y agua; y asistirles en todo según sus necesidades, avisando al mayordomo en caso de tener que transportar a algún enfermo, bien hasta el hospital de Arbás o al de Puente de los Fierros, y al cura cuando éstos requerían ser confesados o había que administrarles los Santos Sacramentos. También competía al hospitalero mantener limpia la ropa y casa del hospital, atendiendo al buen mantenimiento del edificio y demás bienes del establecimiento».
Tras toda esta historia, que nos
puede contar la persona que lleva el albergue de Payares; la señora Marisa,
persona cariñosa y servicial donde las haya.
Oídas las historias y leyendas, se sale rumbo a la aldea de San Miguel de Río, que nos ofrece una bajada con una preciosa vista sobre la Cordal de los Llanos y Cordal del Carrril, con un poco de suerte podremos hasta adivinar al fondo del valle, la cabecera del túnel del Huerna, eso sí con las rodillas hechas trizas.
Ilustración 6 San MIguel del Río
SAN MIGUEL DEL RIO.
Las marcas pronto nos van dejando ante el
pueblo de San Miguel que dependió en su tiempo de Santa María de Arbas, o sea
de León, pero volvió siglos más tarde a integrarse en Asturias, en cuyas aguas
vertientes se encuentra, en concreto en los predios del río Valgrande.
Su modesta ermita está bajo la advocación
miguelina, y contaba también con otro hospital del que no se sabe muy bien su
ubicación, aunque sí se conocen los prados que a modo de propiedades sostenían
el hospital.
SANTA MARINA.
Ya en lo fondero del valle que baña el río
Valgrande, sí se continua por el carril asfaltado que de seguirlo hasta su
entronque con la Nª- 630 desembocaríamos ante la Capilla de las Nieves, dando
acceso al Camino de Invierno.
Pero nuestro camino antes de tomar la
rompiente hacia la subida hacia las Nieves, se desvía a la izquierda para tomar
en ascenso un pequeño tramo del acceso que concluye en el pueblo de Santa
Marina, para lo cual se cruza el río Valgrande hasta llegar a centro del
pueblo.
Ilustración 7 Ermita de Santa Marina
Donde se toma el rejuvenecido sendero que nos
lleva muy por encima del río Valgrande que se le oye bramar y por nuestra
vereda que nos aporta vistas sobre los pueblos del otro lado del río, o sea
aquellos sobre los cuales se vertebra la Nª-630 que tantos años tardó en
hacerse, como Flor de Acebos
LLANOS DE SOMERÓN.
Serán unos 2 km, de andadura por la estrecha
senda que en esta ocasión nos presenta una ascensión liviana y muy cómoda,
hasta que otra portilla final nos permite acceder al altozano pueblo de Llanos
de Somerón, famoso por sus buenos arvejos, se pasa por delante de la iglesia
de Santiago de las pocas que hay en Asturias dedicada a tal personaje.
El edificio es de una sola nave a la que se abren las capillas, con
presbiterio de nervios de madera combada. Delante del edificio hay un buen tejo que
preside la plaza.
Dando vueltas por la aldea se pueden admirar
algunos notables hórreos, uno de ellos decorado al estilo de Villaviciosa.
Lo cierto es que se nota que este recorrido
sea denominado Camino de Verano pues es abierto y pilla la solana a la mínima,
aunque en inviernos también es cierto que le deben de cruzar los cierzos de
lado a lado.
Ilustración 8 Iglesia de Santiago
LLanos de Somerón
De Llano se sale por acceso rodado, sin mucho
problema y se abandona dirección norte, y se hace por el carril asfaltado que
se inauguró en 1963 y recientemente reasfaltado, que presenta una andadura en
continuo descenso con unos cómodos 5 km, tras lo cuales se llega al que fuera
un importante nudo ferroviario: Puente Los Fierros, ya en pleno valle lenense.
Se trata de una bajada bonita que nos permite ver o adivinar parte de recorrido del Camino de Invierno, con pueblos como La Romía, o el escondido pueblo de Navedo, o el de La Muela, y así se va bajando poco a poco,
NOTA: A media bajada una vez dejamos atrás Llanos, se abre una senda que va por la izquierda por debajo de la Cordal de Pando, hacia el lugar del Munisteriu, donde se dice que hubo asentamiento templario, fijaciones del señor Julio Concepción,
Pueso que a mí me
parecen más bien casas de malatos que otra cosa, aunque tengo que darle la
razón que exponer que aquí hubo templarios
sentados a mirar el paisaje en plan meditativo derviche es un
puntazo, y es que con este tema del
templarismo en Munisteriu de lleva dando la vara media vida….pero lo de los
Templarios y Asturias es una asignatura pendiente, mal contada y peor resuelta.
Ilustración Casas del
Munisteriu
Por tanto, es más posible que hubiera en ese
apartado lugar no una encomienda del temple, sino más un establecimiento malato
e incluso de los desmembrados y llevados pro los cofrades que también llevan
una Tau al pecho, y a los que se ha confundido muchas veces con los monjes
guerreros y estos eran más bien los que iban con báculo y Tau al pecho y un
gochin… o sea los de San Antón de toda la vida que en Asturias tiene algunos
huecos dentro de las advocaciones religiosas.
Infografia de David Ordoñez Castañón
Llegados aquí, lo mejor es dar la
vuelta hasta el eje principal y dejemos la aventura del Munisteriu para otro día,
salvo que queramos vernos metido en un sube y baja por medio de la floresta, y
nos quedemos sin ver lo importante del valle como Puente los Fierros, porque
esta inventio del Munisteriu, se hizo para desvestir un santo y «pa
vestir un supuesto monxe». En fin, coses de Lena¡
Vueltos al redil del trazado cotidiano, se continúa bajando por la carretera hacia lo que fue el importante portazgo de La Puentes del Fierro ya desaparecido. Estos eran puntos de portazgo eran los que controlaba la Colegiata de Arbas, a modo de pagos de impuestos, como otros que hay cercanos como el de Parana, Todo un negocio este del paso previo pago por mercancías hasta que duró al menos a finales del siglo XIX.
Como decía un dicho de la zona «era paso
obligatorio al nacer y al morir para todos los feligreses de la zona, pues a un
lado estaba la iglesia y al otro el cementerio».
Pero antes de seguir valle abajo, reseñaré el
recorrido que va protegido una vez se sale de Pajares pueblo que no es otro que
el Camino de Invierno, que es el Camino Histórico, y como tal se señalizó
Ilustración 10 La Romía
CAMINO DE INVIERNO
De Pajares se toma dirección
hacia este viejo recorrido, que en su día debía de hacerse con por el lugar que
ocupa la carretera o un poco más arriba. Hoy habría que patear la N-630,
pasando por Flor de Acebos, y proseguir hasta la ermita de la Virgen de las
Nieves, donde se abandona la carretera nacional.
También se puede bajar, si se
quiere quitar carretera, hasta San Miguel del Río y luego coger el camino de Villar
y seguir hasta desembocar en la carretera Nacional (N-630) ante el mirado de
Flor de Acebos y bajar unos 400 mts. Hasta la Ermita de Nuestra Señora de las
Nieves[1]
levantada en el lugar del Posadoriu. Un rústico edificio orientado al poniente,
y que entre otras cosas marcaba como en otros lugares las zonas cotidianas
donde antaño bajaban las nieves, y que no dejaban de ser un buen termómetro
para los ganaderos.
Ilustración 11 Ermita de Ntra Sra de la Nieves
Un camino que tiene entidad como
CANINO REAL de PAJARES a media ladera que aún se mantiene vivo nos baja sin
muchos problemas hasta el pueblo de La Romía de Arriba, y sobre el cual veremos
algunas señalizaciones de los viejos PRs: 93-94 y 97 hoy toda esa red de
senderos está desohomologada.
Ilustración 12 Antigua Red de
Senderos de Lena
La Romía donde decía el dicho "En
Payares non te pares, y en La Romía nin de noche nin de día". Es
un pequeño conjunto de casas arremolinadas en la ladera, donde destaca en la
plaza de la Vecería, tradicional lugar de reunión del ganado
menor (reciella) antes de marchar a los pastos comunales, la casona
de Antonia, que tiene en su portada un par de escudos.
En su tiempo el personal le podía
rezar a Santo Tomás en su capilla, de la cual hoy ya quedan pocos restos.
Ilustración 13 Casona de la Romía
Poco más hay que ver en el
pueblo, amén de echar un trago de agua en su fresca fuente, de aquí se sale por
un roto camino, arreglado de aquella manera y que nos baja primero hasta unos
molinos ya medio destartalados hasta llegar al olvidado lugar done se ubica la iglesia de San Pedro de Cabezón XVII o XVIII,
que se encuentra en un altozano al que
llegamos después de atravesar el río Pandoto, uno de los muchos afluentes del
Pajares, donde hay dos viejos molinos en ruinas. Hasta este punto baja también
el Camino se Servicio de los túneles de la plataforma ferroviaria de Pajares.
Ilustración 14 Iglesia de San Pedro Cabezón
NAVEDO
De la iglesia de San Pedro
Cabezón se llega al pueblo de Navedo, por buen camino, aunque al llegar al
pueblo el viejo Camino Real, pasa por encima de este marcado como viejo
PR-AS.97 por debajo del Pico Torones hacia La Cerazalina, donde el camino se
estrecha dejando una pista y yendo en descenso ya con el camino muy descompuesto
hasta llegar al mismo Puente los Fierros.
PUENTE DE LOS FIERROS
Ilustración 15 Puente Los Fierros
En el apretado poblamiento de Fierros, estrujado por los peñascos que lo encierran, más las infraestructuras viarias y ferroviarias coexistiendo con un cantarín rio Valgrande, y en el poco terreno disponible se haya una importante Casa Rectoral y una parroquial dedicada a San Martín, de nuevo los aires carolingios, de la mano de Tours; sin olvidar el puente romano de Fierros ya comentado, y como no, la casona de los Hevia Campomanes y la capilla vinculada al palacio bajo la advocación de San Francisco de Asís, (S. XVIII)
Todo ello apretado entre la Nª 630 y el río Valgrande,
también coexiste en la casa de los García Tuñón que cuenta también con capilla
anexa.
En Fierros hubo un hospital
dedicado a San Bartolomé, cuya capilla con su campaña de madera, que todavía
existe, de este establecimiento se tiene el Libro de Cuentas (1750-1781)
y por el cual se sabe que lo gobernaban el párroco y los vecinos de la
feligresía de Las Puentes, en tiempos de Ensenada (1754) contaba con una renta
de 787 reales de vellón y diversas propiedades.
Los patronos del hospicio
decidían en 1753 dar a los peregrinos y pobres que llegasen enfermos una
comida, de tal modo que siempre que «subcediese llegar algún pobre enfermo al
referido hospital que por su indisposición no pudiese salir a mendigar alguna
limosna para su alimento (...) se le de comer a la hora que llegase hasta el
gasto de un real, en medio cuartillo de vino y unas sopas bien compuestas ó un
par de huevos con el pan necesario (...). Corría asimismo a cargo del hospital
el traslado de estos viajeros enfermos, según el camino que llevasen, al
hospital de Pajares o al de La Frecha». En caso de extrema gravedad, sin
embargo, permanecían en el centro recibiendo todas las atenciones corporales y
espirituales que precisasen, y un entierro solemne si llegaban a fenecer.
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