Camino del Salvador. De la Pulchra Leonina a la Sancta Ovetensis. León- La Robla
Victor Guerra y Maki |
Estamos ante un camino que conmemora la
figura de El Salvador, tanto por la advocación como por su representación que
se concierta en la existencia de Cámara Santa ubicada en la vieja Ovetus
de Fruela, de Aurelio, Mauregato, de Bermudo I o de Alfonso II, y como no de Alfonso III en tiempos de este último se cree que fue construida
(866-910) la Cámara Santa con
motivo de la llegada de los restos de los mártires
cordobeses Eulogio y Leocricia traídos en 884 por
Dulcidio, luego esta rearticulada en el siglo XIV, para ser
sustituida finalmente por la catedral gótica, que hoy conocemos.
En 883, Alfonso III de
Asturias obtuvo del emir las reliquias de ambos (Eulogio Leocricia) y las
llevó a la Catedral de San Salvador de Oviedo, depositándolas en la Capilla
de Santa Leocadia. En 1303 se trasladaron a la Cámara Santa de
la catedral.
Grabado sobre el martirio de Leocricia |
Por tanto, todo ese conjunto de la Cámara y el Arca Santa constituyó una oferta con los ingredientes necesarios para que los orantes peregrinos del primigenio tiempo de las Veredas de San Salvador y luego los devotos peregrinos jacobeos dirigieran sus pasos hacia tal destino para visitar al Señor.
No en vano, como primera iglesia y luego ya
como catedral, contenía en aquellos primorosas reliquias como el Arca Santa, la
Cruz de los Ángeles donada por Alfonso II en el 808, la Cruz de la Victoria
donada un siglo después, la Caja de las Ágatas donación datada en el 910 por
parte del infante Fruela, hijo de Alfonso III El Magno, amén de la existencia
del controvertido sudario de Cristo, el denominado Pañolón,[1]
lo que hace de Oviedo junto con Toledo y Braga, fuese una total referencia religiosa
y lo político fuese el levantamiento de una capital de primigenio imperio
visigodo al que Ovetus quiere representar como la primera capital
y villa mantenedora de los elementos culturales, sociales, políticos y
religiosos de dicha estirpe.
El autor ante el panel del Camino del Salvador |
El Camino del Salvador es por tanto, es uno de los escasos recorridos que no tiene como referente a Santiago, y por tanto, se centraliza toda su atención en Oviedo, sobre todo ese refuerzo debió de ser a partir de 1075 cuando tenemos a Alfonso VI abriendo el Arca Santa, aunque ya la ciudad alfonsina en esos primigenios momentos ocupaba un puesto importante en el contexto de la peregrinatio pues ya los reyes visigodos de estirpe astur se habían encargado de articular esa simbiosis entre el poder real y el religioso, mediante la adquisición por su parte de innumerables reliquias, lo que atrajo a muchos peregrinos a dichos centros culturales, entre ellos Oviedo.
Por otro lado, no hay nada más que ver las
fechas de la existencia de diversos hospitales que fueron poblando el
territorio astur, pues ya en el año de 864 se documentan algunos de estos
equipamientos y lugares lejanos a la capital y anexionados sobre manera a las
vías camineras, ejerciendo su apostolado y su labor asistencial.
Será sin embargo la estructuración del Camino
Francés, cuando el Camino del Salvador cobre vital importancia, como
dice la investigadora Josefa Sanz Fuentes, este recorrido se postula como una
conformación importante dentro de ese peregrinaje, sobre todo a partir del año
1075, en el cual se relanza como ruta que traviesa la Cordillera Cantábrica a
través del Puerto de Pajares y de dota de ese perfil ya plenamente jacobeo y
con sus debidas ritualizaciones como tal peregrinaje.
Paralelamente se va dejando notar la existencia de otros caminos
que también se dirigen a San Salvador de Oviedo, como por ejemplo el Camino
de las Reliquias, el cual se desarrolla por la Babia para proseguir por l
tierras de Quirós hasta llegar a Oviedo, a través del cual se ejercía la
administración del vasto territorio astur, o surgían otros itinerarios como el Camino
Allerano que recoge los flujos camineros provenientes de la gran Calzada
del Esla entrando a la región asturiana, bien por los puertos de San Isidro o
por Tarna para luego redirigir sus pasos a la Sancta Ovetensis o el mismo
Camino de los Francos.
Catedral de Oviedo |
La advocación salvadoreña que marca el Camino de Pajares, no por ello deja de lado otros trazados que son jalonados igualmente por iglesias o ermita dedicadas a San Salvador, como son los distintos caminos por lo que tenemos pululando peregrinos: las Reliquias, La Escrita o la Mesa esta última dirige sus pasos hacia el gran monasterio hoy desaparecido de o el San Salvador de Cornellana, aparte claro está de aquellos hitos que jalonan diversos caminos mediante las iglesias salvadoreñas de Omañuela, de Bonella, de Cabrillanes, de Riolago de Babia, o Riocastrillo de Ordás, y en el Camino Allerano tenemos San Salvador de Naredo de Fenar o San Salvador de Cabañaquinta.
Y ligados a la gran Vía Saliámica, o sea al
Esla, y que van hacia los puertos asturianos, estos recorridos cuentan con los
inputs salvadoreños como Villacerán, Bercianos, o Galleguillos de Campos. Un mundo
de inputs salvadoreños más los de vinculados con el Camino Olvidado: San
Salvador de Yugueros, de Valderuedas, Muñecas, o con los destinos lebaniegos
mediante el Camino Vadiniense que vincula San Salvador de Llánaves con San
Salvador de Burón.
En relación con el Camino de San Salvador su
punto central no solo es San Salvador de Oviedo sino también debemos tener en cuenta
San Salvador de Palat del Rey y San Salvador de Cabanillas.
Como podremos ver casi todas estas
advocaciones representadas por capillas e iglesias se hayan en repartidos por
esos ejes radiantes que van hacia San Salvador de Oviedo, siendo el llamado Camino
del Salvador el más importante de ellos, ya que une de forma directa enlaza
la Pulchra Leonina con la Sancta Ovetensis a través del paso de montaña
del puerto de Pajares.
Esto tiene bastante que ver con el famoso
dicho «aquel que va a Santiago y no va al Salvador, visita al Siervo
y deja al señor», lo que deja dicho el peregrino Bartolomeo Fontana en 1538 y
que se repetirá años más tarde convirtiéndose en letanía en el seno de la
conformación peregrina norteña, años después Alfred Jouvin en 1672, del cual ya
he hablado en otro capítulo, dejó escrito «que su viaje no es cabal si no han
estado en San Salvador, ya que ir a Santiago y no pasar por allí [Oviedo] es
olvidar al amo por visitar al criado».
La importancia del camino a San Salvador se deja ver en mediante un viejo documento de la catedral de León, el cual data de 1149, y en el que indica que «Karrea que vait de Legione ad Karvaliar y que luego cita como Camino Francés que va de Puerta Castillo a Carbajal», también hay otro documento de 1231 más definitorio en tanto que habla de «strata Salvatoris».
Y claro que El Salvador debió de tener su
importancia como camino, pues el Cabildo catedralicio ovetense durante el
jubileo de 1481 encargó a Gutier González de Mieres del Camino la fabricación
de 25.000 enseñas para su venta, dado el prestigio que habían alcanzado las
susodichas reliquias y la propia Cámara Santa, fruto de la compleja
construcción del reino de Asturias en el que interviene la monarquía y la
iglesia codo con codo, y cuya Cámara Santa es el corazón no solo de la catedral sino de
las Veredas del Salvador, y como tal, sobre ellas opera como un auténtico
talismán político-religioso dicha articulación.
Etapas del Camino y su realización
Este es un camino peregrino que se vertebra
entorno a aun longitud rayana a los 120 km, con un desnivel de ascenso
acumulado de 2.570 m y un descenso de unos 3.072 m; del que alguno de sus
divulgadores como el leonés J. Antonio Cuñarro, plantea que se puede hacerse en
4 y 5 días, que es lo habitual entre la gente de la peregrinatio, aunque
Cuñarro lo estira hasta llegar si se quiere a los 9 días.
Por mi parte, planteo un camino estructurado
en unas 5 etapas, las cuales dispongo de esta manera tan singular, lo que
responde a querer dar vida a determinados pueblos que creo interesantes como
son: Cabanillas, Buiza o Pajares, amén de las consabidas variantes.
- León-Cabanillas
- Cabanillas- Buiza-
- Variante
de Rodiezmo
- Buiza- Pajares
- Pajares- Pola de Lena
- Variante de La Carisa
- Pola de Lena- Oviedo
Está claro que estamos en un trazado de
montaña de lo que a buen seguro que nos daremos cuenta después de sobrepasar
Pola de Gordón, que será el momento cuando los lejanos picachos de la
Cordillera Cantábrica empiezan a ser una realidad y nuestras piernas empiecen a
sufrir a partir de Las Colladas de San Antón ese efecto demoledor de la fatiga,
luego habremos de cruzar la citada cadena montañosa que separa León de
Asturias, que se puede realizar por dos caminos, bien por el Puerto de Pajares
o por la Calzada Romana de La Carisa.
Por tanto, es conveniente tener en cuenta ese
desarrollo orográfico, y las altitudes por las cuales se va a caminar, y como
no, también la climatología, pues no es lo mismo hacer el camino en verano con
temperaturas más benignas y más horas de luz, que hacerlo en otoño o en
invierno que las temperaturas pueden ser extremas y las horas de luz menguan
como los calcetines de lana.
Quiero recordar que hay lugares que no tienen
servicios complementarios a nuestra dormida, como sucede en Cabanillas, Buiza,
Poladura, Pajares o Bendueños, lo que nos obligará a proveernos de un mínimo de
vituallas al menos para afrontar de forma confortable alguna de estas etapas
con sus correspondientes estancias, teniendo en cuenta que, salvo el albergue
de Pajares, todos cuentan con una pequeña cocina.
Dando cuenta de la vituallas |
Otra cuestión para tener en cuenta son los alojamientos alberguistas, en general más bien pequeños, así como aquellos otros que pueda haber por los alrededores, no solo son pequeños sino también escasos, por lo cual no estará demás una llamada al albergue de turno, para al menos saber cómo está la ocupación.
Por lo demás, es un camino bastante bien
señalizado, y salvo algún punto el cual cuenta con algún abandono puntual, y
por lo demás no hay mucho problema en seguir la traza peregrina, eso sí
teniendo en cuenta la poca frecuencia de peregrinos y su inmensa soledad.
Deseo significar que dicho Camino cuenta con
su propia credencial, aunque vale cualquier otra, y en Oviedo al finalizar el
trazado nos espera una carta patente de nuestro quehacer como peregrinos: La
Salvadorana, la cual ha ido cambiando de diseño y formato a largo de todo
este tiempo.
En todo caso la famosa guía Camino del
Salvador del señor Cuñarro, que se puede bajar de internet contiene una
amplia panoplia de informaciones complementarias.
1 ETAPA. LEON-LA ROBLA 27 km
Recorrido que desde un primer momento se
encara rumbo norte partiendo desde la meseta leonesa, sin presentar muchos
repechos, pero alguno hay, y los cuales nos ponen rápidamente en nuestro lugar,
hasta Cabanillas es un paseo no muy largo, no llega los 18 km, pero antes démosle
un vistazo a la ciudad de León.
LEON.
Recomiendo llevar como compañero de viaje un
pequeño libro que puede entretener e ilustraros en esos espacios de primorosa
soledad, que la tendréis, pues este es un camino de solitarios peregrinos, y
tengo una recomendación, se trata del libro de Alberto Polledo, uno de los
veteranos maestros del vagar por montes y valles, y que nos dejó antes de
partir al Oriente Eterno como prenda unl libro: Camino
de San Salvador. De la Pulchra Leonina a la Sancta Ovetensis. Editado
por KRK.
León tiene no solo ambiente peregrino, sino
un barrio gótico denominado Húmedo que es famoso y más desde el asunto de Genarín…
Yo empezaría, como empezaban en aquel tiempo los paseos leoneses desde la Estación de Renfe, o sea el cruce del inmenso puente sobre el Bernesga para quedar al pie de la plaza de Guzmán el Bueno, enfilando por la Calle de Ordoño II, al cabo de la cual nos ofrece la modernista Casa de los Botines, [2] que tuvo como mano diseñadora al arquitecto catalán Antonio Gaudí, que el amigo gaudinista Joan Palmarola, expuso como notorio masón.[3] Fue tal edificio, sede de una entidad dedicada a los préstamos de antes, o sea a funciones de banca familiar. Fue construida con los mejores materiales de la época y por los mejores artesanos siendo inaugurada a finales de 1893.
A su lado, el Palacio de los Guzmanes del
siglo XVI construido por Rodrigo Gil de Hontañón, y cuyo propietario de
entonces pleiteó contra los Botines, digamos por aquello de que la nueva obra hacia
sombra a su palacio, no lejos está la iglesia de San Marcelo, que patronea
desde hace siglos la ciudad de León, y en cuyo templo se le representa de forma
impresionante vestido con armadura.
Estar en León y no visitar la iglesia de Santo Isidoro,[4] como manda el Códice Calixtinus, es un pecado mortal y ya se dice a los peregrinos de visitar San Isidoro que es «uno de los pocos cuerpos santos del Camino que se deben visitar», no sé sí el cuerpo, pero sí las portadas la del Cordero y la del Perdón; su interior bien merece la pena contemplarlo con calma, así como sus pinturas, sus claustros, pues no en vano este edificio fue la niña bonita de la corte leonesa, una vez se abandonada a su suerte la corte asturiana.
Fuera de la visita no puede dejar de lado el
Panteón Real, así como el talismán de este templo, si en Liébana está el Lignum
Crucis, en San Isidoro se puede contemplar, el Santo Grial, el cual
contiene una inscripción que dice que esta copa fue un regalo de la reina
Urraca, hija de Fernando I, aunque a renglón seguido hay que decir que hay
Santos Griales rodando por el mundo.
Entierra del Santo Pellejero: Genarín |
Llega el tiempo de la manduca y que mejor que recoger una conseja del maestro Polledo que nos recomienda tomar una copa de Prieto Picudo y que mejor que hacerlo que el restaurante El Besugo, sito en la castiza calle de la Azabachería del barrio Húmedo.
Por cierto, estamos en los predios del Santo
Genarín, un pellejo borrachín que atropelló en la noche del Jueves a
Viernes Santo del año de 1929 por el primer camión de la basura de León, y tras
su muerte sus colegas, los llamados evangelistas, le dedicaron un
homenaje lírico en 1930, los cuales haciendo su peculiar Vía Crucis en santa
compaña recorrieron los bares del Húmedo siguiendo la costumbre de Genarín,
[5]
costumbre que aún persiste en la actualidad.
Catedral de León |
LEON. 0,0 km.
«La mañana franca de gentes perité contemplar
esta maravillosa catedral del siglo XIII, en medio de una gran explanada que
nos deja ver una de las grandes construcciones del gótico flamígero de
Sotileza, por eso se le la llamada Pulchra Leonina.
Levanta el ánimo solo con verla, «como nos
dice, Polledo- y también el espíritu, con sus dos formidables torres, y su
triple pórtico dedicado a San Juan, el Juicio Final y San Francisco, que aunque por muy agnóstico que uno se crea, a poco que el
cerebro entreabra las puertas del espíritu, aleje los complejos y deje de lado
las posturas predestinadas para ceder al paso a crónicas y reseñas, mudas, pero
con voz, que flotan en el ambiente, surgen desde todos los rincones, pondrá en
marcha el mecanismo que nos fuerza... a la contemplación».
Arranca el Camino del Salvador en mi caso lo
hago no desde la catedral sino desde un importante hito salvadoreño como es San
Salvador de Palat del Rey, que no deja de ser la iglesia más antigua de León y
muy desconocida.
Iglesia de San Salvador de Palat del Rey |
«Nos cuenta la Crónica de Sampiro que a mediados del siglo X, en una época de gran religiosidad de la monarquía leonesa, en la que tanto en la ciudad de León como en su entorno se estaban construyendo multitud de templos y cenobios, fundados no sólo por los reyes, como había sucedido habitualmente hasta entonces, sino también por obispos, abades mozárabes y particulares, Ramiro II hizo edificar en el centro de la ciudad, muy cerca de su palacio, el Monasterio de San Salvador, que incluía una iglesia, un cementerio y un convento dedicado a acoger a las mujeres de la familia real. En él tomaría hábitos su hija Geloria y años después sería el lugar de residencia de la infanta doña Elvira, que dirigió con mano firme los destinos del reino como regente durante la minoría de edad de Alfonso V a finales del siglo X.
Parece ser, según también nos
explica Sampiro, que Ramiro II quiso ser enterrado en su iglesia,
convirtiéndola en panteón real, en el que además serían sepultados Ordoño III y
Sancho el Gordo, siendo los tres trasladados posteriormente a la Cripta de San
Isidoro. El conjunto fue arrasado en gran parte por Almanzor, por lo que la
iglesia de Palat de Rey fue muy modificada en la edad media y posteriormente en
el siglo XVI, aunque aún se conserva el cuadrado del transepto de la iglesia
mozárabe, incluida su cobertura.
Retablo de SS. Palat con el Salvador |
Lo que ha llegado
hasta nosotros, es una estructura que está mucho más relacionada con la
última arquitectura visigoda que con la mozárabe, a pesar de la bóveda, de
clara influencia cordobesa, y de que parece disponer de dos ábsides
contrapuestos. Concretamente, desde nuestro punto de vista sus
antecedentes más claros se encuentran en las iglesias funerarias cruciformes
que se construyeron en el siglo VII según el modelo del Mausoleo de Gala
Placidia en Rávena que se importó hacia el año 660 para construir el de
San Fructuoso en Braga, y que se mantendría en toda una serie de iglesias
esa época, como Santa Comba de Bande ó San Pedro de la
Mata. El edificio, declarado Bien de Interés Cultural en 1931,
ha sido totalmente restaurado en varias actuaciones durante los últimos
años por parte de la Fundación del Patrimonio Histórico, la Junta de
Castilla y León y la Diputación Provincial de León.[6]
Iniciado el camino hacia el Hostal de San
Marcos, cuyo acercamiento se debe de hacer por las rúas viejas que van desde la
Catedral, enfilando la calle de San Pelayo para continuar por la calle Serranos
entrando hacia San Isidoro, y ya por la calle Abadía coger la avenida Renueva
que prosigue por la de Suero Quiñones hasta desembocar pues eso ante el mismo
Hostal de San Marcos Para tomar nuestra ruta hacia el Norte es menester
sentarnos unos minutos os con el broncíneo peregrino que frente a San Marcos
aguanta estoico carros y carretas para la foto, y poder revivir, si es que se
puede, desde su estático enclave lo que sus quietos ojos contemplan como es ese
magnífico edificio.
Hostal de San Marcos |
La facha es espectacular, metros y metros que representa la joya del Renacimiento, de estilo plateresco coronado por el inmenso Santiago Matamoros. Se ha de visitar también el claustro como dice alguno muestra interesantes resabios neogóticos, la iglesia consagrada en 1541 es de estilo gótico hispano. Y si hay tiempo una visita no deja de ser interesante ver el museo, al cabo de lo cual es más que suficiente para tomar las de Villadiego hacia Carbajal de la Legua.
Para irnos por nuestra vereda norteña, digamos
que hay dos caminos para irnos hacia San Salvador de Cabanillas, el más urbano
que va por las aceras de las avenidas que van hacia Carbajal de la Legua, y
luego está el otro camino más blando, o sea una senda pegada a la orilla del río
con firmes de tierra que marcha paralelo al camino urbano al final ambos
recorridos convergen a la altura del Monte de San Isidro, aunque es fácil pasar
de uno a otro.
Escultura en Carbajal |
CARBAJAL DE LA LEGUA. 7,3 Km
Carbajal fue famosa en parte por la presencia
de las monjas venidas del monasterio de San Pelayo de León en el 1148, y como
tal asentamiento benedictino trajo consigo el establecimiento de un hospital,
aunque del camino a Sanctis Salvatoris ya se tenía conocimiento de
antes, pero del hospital poco más se sabe, salvo que las citadas monjas
y su hospitalidad operan desde antiguo en León, y son conocidas como las Carvajalas.
Saliendo ya del pueblo por el barrio de El
Pical, donde de pronto calle y el asfalto desaparecen para convertirse en una
amplia pista rural jalonada por los mojones de madera del programa Cuatro
Valles.
Restos en Villabura |
La pista marcha semiplana, en la rompiente de
la ladera que baja de la meseta que ocupa la Nª- 630, y que se desparrama hasta
la vera del río Bernesga, dependiendo la época ese espacio entre el rio y
nuestro camino se pone o bien de verde intenso o de amarillo y anaranjado,
debido a la plantación de chopos lo que en otoño se convierte es ondulante mar
multicolor. En algún viaje he disfrutado de ese efecto sobre paisaje terroso de
la zona.
Se cruza primero la riega de Valdecastro,
entre robledales y encinas, donde estuvo asentado el monasterio de San Tirso,
del cual no queda ni el recuerdo.
Santa Eufemia |
Y es recogida su existencia en el Becerro de las Presentaciones de
Curatos y Beneficios del obispado de León, datado en el siglo XIII, en tal
enclave no quedan nada más que unas ruinas, un manantial.
Camino hacia otro enclave abandonado que hay
más adelante por el camino de la Laniella que gana un collado y dejando un
camino que va por la derecha a Las Ventas de la Tuerta. Desde dicho collado
tenemos una amplia panorámica de pueblos situados a lo lejos y machas de chopos
que se desarrollan a la vera del Bernesga.
El autor en el camino |
En nuestro camino en un momento dado se gira hacia el Bernesga dejando el camino que va a San Pelayo, otro lugar abandonado que contó con una capilla, estando una de sus figuras en la iglesia o ermita de Cabanillas. Una fuente un banco con su mesa y un manantial es lo que nos señala el lugar donde se cree que estuvo aposentado con sus huestes Bermudo II El Gotoso, ese que tantos líos tuvo con sus socios del emirato cordobés.
CABANILLAS. 17,5 km.
S se entra en el pueblo de Cabanillas, tras
dejar atrás las Llanadas del Obispo. Como pueblo presenta el modelo urbano
leonés, casas de ladrillo visto, cuyo ejemplo más notorio lo tenemos en la
capilla de Santo Cristo de Cabanillas y combinada esta y algunas otras
edificaciones, con la piedra (canto rodado) quedando en algunos puntos como
testigo el adobe.
Albergue e iglesia de San Salvador de Cabanillas |
La parroquial está dedicada a San Salvador, y consta la presencia del Camino en documentos de los años 1039 y 1327, que nos dice que «que otra tierra iaz en la vega de Cabaniellas, et es assy determinada: de la primera parte del Camino Francés».[7]
Es curioso el poco interés que ha despertado
entre los estudiosos y divulgadores el tema del San Salvador, que lo obvian
quedando fijada su atención en los cuatro siglos de existencia (1444) de la
Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz que se celebra el 3 de mayo. En
dicho lugar parece que existió un hospital que se dice que es una casa del
pueblo que muestra una cruz en el dintel de la puerta.
En cuanto a la capilla y las imágenes de la
Virgen y del Cristo crucificado algunos estudiosos no dudan en relacionar otro
tipo de fiestas, o sea la «celebración pagana de los mayos que se
festejaban en primavera mediante el culto a los árboles». En todo caso tan importante cofradía en sus
estatutos recoge que su función era la «de atender a los peregrinos que
circularan por la zona y darles hospitalidad, así como la de ayudar a los
necesitados y prestar apoyo a las familias de los cofrades fallecidos».
La actual capilla es fruto de una reforma que
empezó en 1910 y duraron las obras dos años. En su interior se encuentra la
imagen de San Pelayo de estilo románico y sin repintar, la cual pertenecía al
cenobio del mismo nombre y por cuyo lugar hemos pasado.
Su
iglesia, como ya comenté está dedicada a San Salvador, es una construcción el
siglo XVII y XVIII, con un retablo importante que se recoge como fabricado en
1777, el templo cuenta con distintas pinturas murales que muestran al Salvador
y a María Magdalena.
LA SECA DE ALBA. 19,6 km, 859 m de altitud
El camino tras un par de virajes pronto se
adentra en el mundo de los robledales y las encinas dejado campear por encima
de estos el pueblo de la Seca de Alba donde se hizo fuerte uno de uno de esos
infanzones rebeldes, que ansiaron poder, tierras y gloria frente a la autoridad
real de Alfonso VI, a la Seca hay que entrar cruzando el Bernesga, no tiene
mucho que ver pues su iglesia por cambio de cromos fue derruida por una más moderna,
que evidentemente nada dice de su hidalga antigüedad, aunque como recoge un
dicho del pueblo «de poco sirven los blasones si no hay garbanzos. Por eso en
las tardes soleadas de invierno el corredor hidalgo se convierte en el lugar
ideal para escoscar garbanzos. La ejecutoria no da de comer y los servicios
prestados a la patria por los antepasados no eximen de ganarse el pan
honradamente».
Visto el poblamiento y con suerte si el bar
está abierto podemos tomarnos algo caliente, aunque ya advierto que no son de
mucho madrugar, digamos que no están los tiempos ni las edades para ello. De
vuelta al puente sobre el Bernesga, se gira la izquierda para proseguir por la
orilla derecha aguas arriba del Bernesga.
CASCANTES DE ALBA. 22 km, 875 m de altitud
De nuevo una traza caminera amplia y plana se
desarrolla recubierta de fronda autóctona que hermosea el camino hasta darnos
de bruces con el acceso LE-CV-129-14, donde se toma el carril que entra y
atraviesa todo el pueblo de Cascantes, donde las casas de cantos rodados son
mayoría, y donde se ven los viejos portalones, o algún que otro zarzo,
(entramados de varas de avellano), o vetustos herrajes en puertas y portadas.
Cascantes aparece en viejos documentos de
forma profusa, pues hasta el siglo XIII tenía su propio alfoz, el cual perdió
para depender de León, pasando luego de unas manos a otras. En su iglesia hay
una inscripción del siglo XVII referida a un hospital citado como Santa Lucía,
el cual legó una importante talla de esta santa, también presenta un trisquel
en un modillón encastrado en el muro norte del templo parroquial, que está
dedicado a San Pedro.
Térmica de la Robla |
Saliendo de Cascantes, una pintada nos
indicará sí queremos ir por carretera para ver la ermita de La Celada, o por la
Vega de Crispín cuyo recorrido en su mayor parte se desarrolla por caminos de
tierra.
De Cascantes
rumbo norte, por el entono de Crispín se bordea la Central Térmica para seguir por entre zonas abiertas hasta
poder atravesar de nuevo el Bernesga y allegarse a La Robla que es uno de esos pueblos históricos entre la
meseta y montaña leonesa, al cual la industrialización y la minería, lo
esculpió a gusto y capricho haciendo de él un pueblón sin muchos atractivos.
Ermita de la Celada |
Lo cierto que es un edificio bastante
austero, del cual se puede entresacar el escudo de una de la familias astur-leonesas
como fueron los Quiñones de Alceo que contaba con el patronato de la
parroquia de Alcedo y por consiguiente la ermita, al pertenecer a ese patronato
quedaba bajo su control. Para entender el control que los Quiñones de Alcedo
tenían en la zona de Alba.
Escudo de los Quiñones de Alceo |
La ermita como no podía ser menos
está rodeada por una serie de leyendas. «La tradición popular relaciona esta
ermita con la época de la Reconquista, cuando las refriegas entre moros y
cristianos eran constantes en estos valles. Cuenta la leyenda que en una de
esas batallas, los cristianos de la zona se encontraban en clara desventaja
frente al poder andalusí, por lo que rogaron a la virgen su intercesión en la
batalla. Gracias a la intervención de la virgen los cristianos consiguieron la
victoria y en agradecimiento levantaron, como en tantos otros puntos de la
geografía hispana, una ermita de vocación mariana». [8]
En La Robla hubo un hospital concejil, que se cita ya en el año 1693 el cual estaba «dedicado al socorro tanto de peregrinos como de pobres, estuvo atendido por la cofradía de la Magdalena»
En la época del Catastro de Ensenada, en 1753, estaba dotado de solamente una cama y carecía de rentas. Su edificio fue el único de este tipo conservado hasta la década de los sesenta con el nombre de «Casa de los Pobres». Este era de reducidas dimensiones y una sola planta, de factura muy similar a las casas rústicas tradicionales de la comarca.
Es muy probable que existiese otro hospital en esta localidad dependiente de la Orden de S. Juan a finales de la Edad Media, ya que, si bien carece de referencias directas al mismo, nos consta la presencia en la comarca de abundantes propiedades de esta orden militar desde el siglo XVI, bienes que, por tanto, cabe suponer adquiridos durante la Edad Media en condiciones que no podemos precisar.
Durante el siglo XVII sabemos que seguían percibiéndose las rentas correspondientes a estas propiedades, llevadas por diversos vecinos de La Robla: en 1602, 1617 y 1619 se cobraron a los herederos de Alvar García y su yerno Bayón 13 ducados por las fincas de Alba. En 1618 hace el pago Gonzalo de Quiñones, y en 1627 Domingo de Alcedo (35). En 1797 todavía se menciona el prado de S. Juan de Rodas sito en La Robla, en «el Valle», que lindaba con otro llamado de «S. Lorenzo» y u n ejido conceji.
Hay que indicar que en La Robla pasa de Este
a Oeste, otro significado camino que viene nace en las tierras vascas sube por
las de Cantabria, para entrar por debajo de la Cordillera Cantábrica, y en la
Robla seguir hacia las tierras de Omaña hacia Villafranca del Bierzo, se trata
del Camino Olvidado.
Victor Guerra
[1]
https://elblogdeacebedo.blogspot.com/2013/08/el-santo-sudario-de-oviedo-conocido.html
[2]
https://es.wikipedia.org/wiki/Casa_Botines
[3] Gaudí. Una
aproximación a la masonería. Editorial Akron. 2012.
[4]
https://www.arteguias.com/catedral/colegiatasanisidoro.htm
[5]
https://www.genarin.es/000_pagina-general.htm
[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_San_Salvador_de_Palat_del_Rey
[7]
http://www.cuadrosleon.com/cabanillascofrade/
[8] http://laermitadecelada.blogspot.com/2010/05/descubriendo-la-ermita-de-celada.html
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