EL CAMINO DE LAS RELIQUIAS. CAMINO REAL DEL PUERTO DE VENTANA: SAN EMILIANO-ARROJO
Introducción.-
El olvido es una
larga enfermedad que atenaza a muchos pueblos sumergiéndolos en una dura amnesia
colectiva, en este blog hemos ido comprobando que gran parte de nuestra propia
historia peregrina y caminera ha sido tergiversada, marginada y hasta olvidada,
etc.
Una muestra de esa
realidad lo tenemos en un significativo trazado que conocemos, y que se ha señalizado
como una ruta senderista bajo el nombre de Las Reliquias, y cuyo
recorrido no deja de ser paradójico, pues en los viejos cronicones siempre aparecen
estos términos cuando se refieren a ella: «Incognitum, absconditum, occultum»,
referidas tales adjetivos tanto al supuesto trayecto como a las propias
reliquias que según dicen transitaron por estos pagos.
Se ha escrito mucho
sobre ese supuesto itinerario de los reliquiarios arrancados a los musulmanes,
aunque la lógica y el sentido común nos dice que todos ellas tenidas por
santas, creo que no debieron llegar todas juntas hasta nuestra norteña tierra,
sino que debieron ir llegando por separado ya que debían de proceder de las
varias y variadas razias sobre las tierras agarenas.
Ya el gran polígrafo Juan Uría, con
respecto a este trazado por el que arribaron diversos vestigios de santos y
vírgenes y cuyo periplo fue en parte recogido en el Liber Testamentorum, nos
dice que este texto había sido manipulado por el Obispo Pelayo en beneficio de
sus propia fe, intereses y los de sus mentores.
Lo que sí parece
cierto es que el citado arca había sido confeccionada en Jerusalén, según una
inscripción que reza sobre ella «HEC SCRIPTVRA DOCET QVALITER ARCHA CVM
MVLTORVM PIGNORIBVS SANCTORVM OVETO AB IHERVSALEM SIT TRANSLATA».
Hay quien añade que tal reputado bargueño fue
obra de los Apóstoles, y que de sus manos pasó a África, llegando más tarde a
la gotorum toledana; sin embargo otro viejo texto como el Valenciennes,
dice que dicho equipaje con los restos de santos y demás llegó del otro lado
del charco mediterráneo hasta recalar en el puerto de Cartagena, y ya en
tierras hispanas sin saber muy bien porqué, tal vez por la influencia
Isdioriana tuvo una primera estancia en Sevilla de donde salió camino de Toledo
para hacer su entrada en Asturias dado que reuníamos las premisas necesarias «tierra,
fortificada por la dureza de las montañas, que no permite un fácil acceso a
ninguno de los enemigos».
Evidentemente estas
condiciones no dejaban de ser un buen motivo para guardar las susodichas
reliquias en esta quebrada región, cuyo tránsito no debió ser tarea fácil dado
lo escabroso de algunos trazados y caminos, aunque según recogen algún viejo
legajo pudiera ser que tal arca llegara por un puerto asturiano, pero en este
caso marítimo, al que denominan como Subsalas, situándolo en la cercanías
de Gijón.
Fuera como fuere,
tales reliquias tras no pocas andanzas concluyeron su periplo en el monte
morciniego denominado: Montsacro, lugar lleno de leyendas mágicas, cardos
milagreros y la existencia de templarios y unos oscuros monjes eremitas, en el
cual se escondieron tales tesoros santos bajo una densa neblina histórica que
duró unos 45 años, para al final reaparecer en la vieja catedral de San
Salvador de Oviedo. Siendo una pieza clave en la peregrinación hacia la sede Sanctis
Salvatoris Oventesis.[1]
Volviendo de ese relato de los trasiegos de las famosas reliquias, en este
caso no me interesa tanto esta temática, que también, sino más bien el armazón
del trazado que atraviesa la nebulosa alta edad media en cuyo transcurso hacia
la edad media, Asturias pierde reyes y propio reino, tras haber tenido el
gobierno de un Imperio de la mano de Alfonso II, o eso dicen, aunque
como nos dice Soledad Álvarez: «El reconocimiento del valor de las reliquias de
San Salvador en época de la Monarquía Asturiana queda reflejado en la
construcción por parte de Alfonso III de una fortificación destinada a proteger
su contenido, y la veneración que desde entonces se les profesa parece haber
ido en aumento, alcanzando proyección fuera de Asturias al menos desde
comienzos del siglo XIII, según se desprende de la mención a dos peregrinos
extranjeros, «Andreas epicopus de Thracia» y «Gregorius discipulus ellius» en
una donación realizada en el año 1012 a la Iglesia de Oviedo por la condesa
Mumadonna».
La devoción suscitada por las
reliquias de Oviedo alcanzó en fecha temprana a la corte leonesa, que ya con
Fernando I demostró una predilección por la Sancta Ovetensis recogida en la
crónica Silense y que con Alfonso VI, la reina Urraca, Alfonso VII,
Fernando II y Alfonso IX se tradujo en generosas donaciones para dotar de una
infraestructura viaria y hospitalaria a los caminos asturianos, cada vez más
transitados por peregrinos que unían la peregrinación jacobea con la ovetense,
tal como hicieron personalmente los monarcas Fernando II y Alfonso IX[3]
Y aun así con todo, entramos en la edad moderna con un transversal recorrido que presumiblemente sirvió para diversos menesteres, desde el traslado de las reliquias sí es que vinieron por las altas tierras babianas y por las quirosanas arribar a Oviedo.
Trazados por los cuales se movieron autóctonos y forasteros, colonos y
colonizadores, sin olvidar el movimiento trashumante de ganados y el sempiterno
intercambio de compras y ventas de trajines y mercancías de los arrieros, y
como no, también tales caminos y trochas sirvieron como soporte para el pulular
de una densa mesnada de veloces mensajeros y circunspectos administradores de
la corte: civiles y eclesiásticos, y como no, gente del común que recorrían
cada época estival tales ramales para ganarse el sustento como segadores camino
de las tierras maragatas, también por esas veredas hormiguearon vagantes,
transeúntes, viajeros y hasta peregrinos se vieron por estos parajes.
Pese a esa sobreabundancia de pasos y pasantes, de este camino bautizado en
el siglo XX como Camino de las Reliquias, poco se sabe, pese a que el
propio patricio Jovellanos lo pateó y dejó sus impresiones en los pliegos
de la época, pero de nada sirvieron tales desvelos, porque en el caso de este camino,
este ha quedado a lo sumo como un trazado senderista a modo de un clásico GR,
en este caso el 207, por cierto, tan olvidado como deteriorado tanto en su
señalización aunque algo menos en su trazado, digamos que hay una ausencia
cuasi total por parte de las instituciones pública sobre esta heredad caminera
y peregrina.
Digamos que estas
prefieren ir en pos de las nuevas como el Camín de los Santuarios, que
parece rendir más ganancias políticas que andar zasquileando por trochas y
caminos que a nadie parecen importarle como el Camino de las Reliquias,
y es que además se produce un perverso efecto y que, al encajar ese recorrido
regional, bajo la forma del GR-207, hemos perdido de vista su dimensión
integral de unir puertos y destinos.
Y no deja de ser
cierto que a veces nos quedamos enganchados en lo ripio y seducidos por lo
local dejando de lado lo primordial o sea la integralidad de los territorios y
los desarrollos históricos, y ello me lleva al magín de lo que he ido
publicando en estas últimas semanas sobre los cuentos
de la lechera que nos cuentan algunos estudiosos a modo de milongas, y
a las cuales acoge con ahínco el emporio institucional asturiano, olvidando lo
esencial, y quedando como en este caso enganchados en las blondas nieblas
mistéricas y templaristas del Montsacro, no siendo capaces de trascender y ver
la importancia de un trazado que va más allá de esa mítica montaña morciniega.
Hace unos años,
mi Hermano Maki me pidió que le llevara de peregrinaje y dado que en aquellos
momentos estaba en plena investigación sobre los caminos por los cuales el
reino astur había utilizado para controlar sus amplios territorios, los cuales,
en esos tiempos del Imperator, abarcaban toda Asturias, gran parte de
las tierras leonesas, por supuesto la Gallaecia llegando sus fronteras
sureñas hasta la misma sede bracarense.
Pues eso se me
ocurrió ir a Santiago siguiendo la trazas del Camino de las Reliquias (GR
207), que tiene como eje vertebrador tanto el Camino de las Andruxas como el
Camin Real de Ventana, y a través de ellos ganar los predios babianos para enlazar
desde tales enclaves el valle de la Omaña a través de los pasos merinos de Abelgas
y la Uz, entroncando así con el Camino Olvidado, donde viramos hacia Sancti
Jacobus compostelano por la Fasgar y la aldea de Campo Moro Martín Toledano
hasta entroncar en tierras ponferradinas con el Camino Francés. La verdad que
fue toda una experiencia que plasmamos en varias entregas: NUESTRO PARTICULAR TRAZADO EL CAMINO
DE LAS RELIQUIAS HACIA SANTIAGO
Es más, alguna
que otra vez regresando de los periplos jacobeos por el Camino Francés al
llegar a Ponferrada me he desviado para tomar el Vexu Camín, del cual deje
en Riello para cruzar el monte los Frailes rumbo a Abelgas y San Emiliano,
y desde aquí virar al Norte para entrar por Porcineru y Trobaniello a través de
las diversas veredas en tierra astur hasta San Salvador de Oviedo.
Lo cierto es que
casi siempre miramos al Oeste, hacia Santiago de Compostela, sin embargo en
esta ocasión lo haré realizando el camino a la inversa, o sea recobrando la vieja
necesidad de visitar como fieles peregrinos, no tanto al siervo, o sea al apóstol
Santiago, que para eso ya existen diversos trazados leoneses y asturianos, sino
volviendo la mirada hacia el Señor, o sea hacia la Sancti Salvatoris sito
en la ciudad de Ovieto, a donde se llega a través de los primeros trasiegos
por los caminos de la mozarabía para una vez arribados a los páramos del Órbigo
subir ribera arriba hacia Babia y por los pasos que dan lugar a poder hollar
las tierras astures pues transitar con el espíritu franco y abierto.
La frontera leonesa
y las Veredas salvadoreñas
Atrás quedan
muchas leguas de camino y mucho andares por trochas, veredas, senderos y
caminos hasta llegar a Omaña, bien se venga del Sur de la mozarabía, o bien del
Este por el Camino Olvidado, o del Oeste a modo de retorno buscando los
cómodos pasos cantábricos, dándonos de este modo de bruces con diversos vestigios
salvadoreños, por ejemplo en Omaña nos encontramos viniendo del Oeste con la
advocación salvadoreña en pueblo de Vegarienza, y un poco más allá en pleno
cordel merino, en la aldea de Omañuela podemos contemplar la capilla de San
Salvador, pasando por el mágico enclave de Pandorado para caer en lo fondero
del valle omañense, o sea en su capital: Riello.
Desde Riello
queda por subir de nuevo por la otra ladera para buscar el pueblo de la Urz camino
de la parroquial
salvadoreña de Bonella que ha sufrido varias modificaciones desde que se
tiene constancia archivística en 1693.
También tenemos
la posibilidad de salir de Omaña no tan al Este, sino más bien desde Murias de Paredes
y una vez en tierras babianas los inputs salvadoreños los encontramos casi que
de frente primero en Cabrillanes, población fronteriza que da entrada a otro
camino singular que baja por la Escrita y a través del valle somedano hasta
declinar en San Salvador de Cornellana.
También en Babia
y no muy lejos de Cabrillanes se encuentra otra singular iglesia dedicada a San
Salvador y ubicada en el pueblo de Riolago.
Camino del
Puerto de Ventana
Pero para no
perdernos en los sugestivos territorios omañenses y babianos, tomemos el eje que
vertebra nuestro viaje, rememorando así los viejos trasiegos peregrinos hacia San
Salvador de Oviedo, pero arrancando desde la encrucijada de caminos de San
Emiliano.
Se parte de este
enclave tomando la actual carretera LE-481 que nos lleva en primer término a la
aldea de Candemuela
a cuyo paso y antes de llegar al pueblo se haya la iglesia bajo la advocación
de Santiago, la cual data de 1725, aunque no sabemos si antes hubo otro templo,
lo cual es más que posible.
Si bien la
iglesia de cruz latina de dos tramos con torre cuadrada adosada es sencilla
luego su interior los retablos son impresionantes, de notable estilo barroco,
el principal de ellos está presidido por un Santiago Matamoros que se presenta
blandiendo espada chorreante, se supone que de sangre sobre la grey sarracena.
En el interior
del pueblo se hay una casona que tiene en su portada una cruz de Malta, lo que
en parte motiva que algunos autores traigan a colación presencias templarias,
cuyos miembros se les tiene como reunidos en un modesto monasterio sito en el
pueblo. Pero no son más que leyendas.
A 1,5 km., de
aquí y en dirección Norte nos hayamos en el enclave de La Cruz, que como otras tantas
veces hemos visto, tal topónimo jalona las encrucijadas camineras, en este caso
el ramal que va por la izquierda se dirige hacia Genestosa, pero nuestro camino
sigue al Norte hacia el pueblo de Torrebarrio,
cuyo topónimo nos traslada a la vieja función de las viejas torres y fortalezas
como la de este pueblo situada en los márgenes de la calzada romana, y en cuyo
promontorio denominado El Castillo se sitúa la iglesia parroquial dedicada a san
Claudio, que se cree edificada en el siglo XVII pero y muy reformada.
La tradición ha considerado a Claudio como hijo de san Marcelo el Centurión. Entre las imágenes de los retablos destaca otro santo relacionado con los pasos peregrinos como es San Antón Abad.
Recuerdos de
tiempos pasados, pero aún presentes y loque puede observarse en los diversos
topónimos referidos a esta cuestión de los «moros o mouros», dado que por estas
tierras pasaron las tropas agarenas, las cuales dejaron su huella, cuando Abad-al-Malik
Abu al-Walid Hisham al-Rida general de Hixem I, en el año 795 pasaron a cuchillo
a la gente de todo el valle llevándose los mouros a las señoras camino
de los zocos cordobeses, siguiendo la tropas hacia el saqueo de Oviedo.
Volvemos a la
actualidad, y salimos de Torrebarrio que en su tiempo estuvo atravesado por el
cordel merino, este sin embargo hoy se coge un poco más arriba, a la altura del
Pk.7 de la LE-481, se deja este para entrar a la derecha para tomar un tal
ramal que sigue hasta las ruinas de la ermita de San Bartolomé, la cual depende
de Genestosa.
Más arriba se
cruza la carretera para continuar por el cordel merino que por La Barga se
dirige a otro singular enclave como es la venta y ermita de Porcinero, también
denominada en la zona como Procineiro o Procinero..., enclave que se significa como
venta y santuario que fue y situados en el lugar de Los Chamuergos, al lado del
Camino Real, y lo dicho según «la tradición fue uno de los puntos de paso Reliquias
hoy sitas en la catedral de Oviedo, como construcción se data la ermita de
Nuestra Señora como de época medieval según se denota de los canecillos y la
bóveda de cañón», y en cuyo viaje el patricio Jovellanos no encontró albergue
alguno.
Tal enclave se
conoce desde el siglo XV, que es la época cuando aparece en las crónicas de la
zona como lugar de Pro-Cinero, incluso como Ciñera, haciendo
referencia a una aceña, cenia, o molino harinero en el cauce que nace entre
riscos, y en cuyo arisco enclave se dice que hubo un cenobio de Caballeros de
San Juan de Jerusalén con hospital para peregrinos y transeúntes.
«La ermita [Porcinero]es
de un tosco románico rural, con una ingeniosa puerta de madera de tres hojas,
formando un semicírculo. El pretil del atrio muestra dos columnas cuadradas y
el alero está repleto de modillones. El interior es de una sola nave con varios
compartimentos: vestíbulo, cocina, horno, oratorio, asientos de piedra adosados
a los muros, vivienda de monjes, arcos fajones, bóveda de cañón, todo con más
de cien metros de superficie interior. En el interior se ostenta la cruz de
Malta. Este santuario terminó siendo venta de arrieros, así se recoge en el
legajo del Concejo sobre la venta durante la desamortización de Mendizábal de
1835».
Desde Porcinero
sube un camino por encima de Suvecada hasta coronar el Puerto de Ventana, con
un recorrido de unos 13 km.
A las puertas
de Asturias. El Camino Real de Quirós.
En esa alta collada del Puerto Ventana, nos
surgen dos alternativas una que va por la izquierda hacia Teverga pasando por
San Salvador de Alesga, camino que fue sin duda secundario, aunque se conservan
algunas referencias medievales como la siguiente: “camino que vien de Pando e
va para Bavia” (Pando de Presorias, La Focella, 1402).
La principal
dificultad radicaba en que desde Teverga el «Camino Real todavía tenía que
acometer un pronunciado ascenso hasta el alto de Santiago de la Roza (1243 m),
para desde allí continuar a la capital por Linares y la Barca de Godos (río Nalón).
En el Puerto de Maravio esta ruta conectaba con un ramal que se separaba del
Camino del Puerto de la Mesa en la Venta de Cueiro. La importancia relativa de
esta ruta supuso la existencia en su recorrido de varias ventas (La Puerca,
Linares, Godos, Sograndio) y de la Malatería de Linares. También se incluye una
antigua conexión entre Teverga y Grado a través del concejo de Yernes y Tameza,
ruta de gran interés paisajístico».
Dicho geógrafo nos orienta sobre su desarrollo que basa en la facilidad
con que podían transitar carros hacia Castilla, lo cual era el único de Asturias por el que era posible ese tránsito
continuado de carros a Castilla. «En 1790 se solicita la reparación de un tramo
de este camino en Santo Adriano, D. Joaquín Belarde escribe que a fin de que
no solo puedan transitar las muchas cavallerias que por alli pasan sino también
los carros y coches, porque no ignora vs. que por el mismo sitio han benido y
bienen los que de Castilla se dirigen a esta ciudad».
Ya Juan Uría Ríu
indicaba que a este paso le otorgaban un papel fundamental durante diversos
episodios bélicos del Reino de Asturias pues en «el año 1496, los Reyes
Católicos fijan el arancel “En el Portadgo de la Torre de Varrio”, en el que
convergía esta ruta y el de la de La Mesa».
Con este jalonado recorrido
nos ponemos en marcha por un vez se pone en marcha desde el Boquerón de Ventana
yendo en plano bajo la sombra de las cumbres de Busbudín, Beiforco y
Socellares, luego dando vuelta al pico Comal que nos da paso a los Sierros de
la Ganguina donde se haya la solitaria ermita de Trobaniello (1550mts) de cuyo equipamiento
se dice que fue alberguería, y que según Madoz llegó a tener unas sesenta casas
repartidas entre Bueida y El Posadorio, y que según el hiramista Fermín Canella
su datación correspondería al siglo VIII, aunque el primer escrito del que se
tiene conocimiento de la existencia de esta ermita es de 1564.
Del paso del patricio Jovellanos
en 1792 por estos lares dejó este retrato « En lo alto de las revueltas se
ve la gran cañada y montes que describen el concejo de Teverga. Ermita de
Nuestra Señora de Trobaniello. El puerto alto, de excelente suelo, y donde se
pudiera hacer un buen camino veraniego. A fuerza de subir y dar vueltas, se
dobla la Peña de Parada, y sigue buen camino hasta encontrar el de Teverga, que
se une en la garganta misma que hacen las alturas, y en una bajada, que acaso
tomó el nombre de Ventana, acaba Asturias...».
A este paso del
notable viajero gijonés se le dedicó un rendido un
homenaje por parte de la Fundación Foro Jovellanos, que organizó una
Marcha Jovellanista para dejar en una de las paredes de la ermita una
placa con esta leyenda:
"En
recuerdo de Jovellanos, Julio 1792.
Como homenaje al proyecto jovellanista desarrollado
por el programa Naturaleza y Cultura.
La Fundación Foro Jovellanos. Julio 2003"
Todos estos predios,
nos dice Vicente José González García en su libro: El Camino de Santiago a
partir de su origen en Oviedo «que las ventas de “Trubanuiellu, Pusadoiro,
Ronderos, Rodiles (actual Malata) y las 17 iglesias señaladas en el documento
de donación del año 891 pasan a ser pertenecientes al Monasterio de Santo
Adriano de Tuñón junto con la iglesias de Santa Marina de Ambasmestras, Bárzana
y Bermiego».
En la actualidad en
Trobaniello o Trubaniello ya no queda en pie nada más que la ermita y un pilón
de agua, y un poco antes de llegar al pequeño templo se pueden ver los restos
de las cimentaciones de las casas y cuadras que tuvo el enclave.
Desde la ermita se
acomete una bajada que da vuelta al Peón de San Justo, hoy la pista ya
hormigonada en esas revueltas ya hormigonadas, nos permiten bajar hasta la
cabaña de la Fonfría y su fuente que le hace justicia el topónimo de fonte
fría.
Justo frente por
frente a la cabaña llega el trazado del Camino Real de Ventana que ataja terreno
entre el Cogollo y las Vueltas, que deben ser las que se bautizan como los
Garrafes, y que confunden con las surgencias de los Garrafes que están más abajo,
que por cierto tal topónimo responde a buen seguro que a la mozarabía que atravesó estas tierras, de hecho el
profesor Gómez Moreno encuentra como topónimo «Garrafe» en tumbo legionense del
año 989 y cuya filiación arábiga parece indudable nos dice Juan Uría Ríu.
El Camino Real nos conduce valle abajo sin
perder la ladera occidental del valle y que nos lleva hasta el Posadorio con
una ramal de bajada que va hacia el pueblo de Ricabo cruzando el río Congas.
Tanto en Bueida como
en Ricabo se aprecian testigos de los viejos poblamientos humanos que hubo
durante diversas épocas. En Bueida hubo un monasterio en cuyas inmediaciones se
dice que hubo una encomienda
templaria, pues durante una excavaciones arqueológicas se descubrió una
necrópolis medieval y en ella unos enterramientos que parece ser pudieran ser
de origen templario.
Dicen los expertos que
se «descubrieron un enterramiento del medioevo a unos cuarenta centímetros de
la superficie apareció una tumba marcada por lajas laterales con un esqueleto
en su interior. El estado de conservación no es muy bueno, se aprecia la figura
y los huesos principales, los huesos pequeños de las manos y pies desaparecieron.
No se encontró ningún objeto perteneciente al finado. El cuerpo, siguiendo las
costumbres de la época, tiene la cabeza orientada al Oeste y tiene una estatura
de 1'70 metros. En la tumba se aprecia otra mandíbula y más huesos
pertenecientes a otro individuo, lo que delataría el aprovechamiento de varios
enterramientos a lo largo de los siglos. Al lado del hallazgo aparecieron más
restos de otras tumbas».
En ese descenso por el
Camino Real de Ventana tanto Santa María de Bueida como San Bartolomé de Ricabo
quedan fuera del recorrido, sus templos, sobre mamera el de Ricabo por su
amplia estructura apenas si contienen restos de los anteriores.
Se sigue por el
trazado principal que sigue bajando a la sombra de los cocorotas de los picos
Oteiro y La Sierra hasta concluir en el primer poblamiento asturiano, o sea en
la aldea de Ronderos donde se haya la ermita de la Virgen de nuestra Señora llamada
popularmente La Soberana cuyo patrono del santuario no era otro que el cabildo
catedralicio ovetense.
En dicha localidad tenían
solar ya de antiguo los Fernández de Ronderos «buenos y principales
hijosdalgos», dice Vicente José G. García, que además de la torre, hubo un
palacio, un hospital de peregrinos, capilla y una escuela de primeras letras, y
que en la archivística nos indica que en 1683 se vuelve hablar del hospital y del
hospitalero, lo mismo sucede en 1704 donde se menciona Trobaniello, el
santuario de Ronderos y la cofradía, ya que Virgen de Trobaniello se bajaba en
los inviernos bien a la ermita de Ronderos o la iglesia de Ricabo.
En cuanto a los
equipamientos de caridad, sabemos que en el año de 1814: «La Casa y Corral de
la Alberguería, o sea el Hospital era un simple albergue de Peregrinos en que
nada más se les da cubierto y caldo y pajar...el cual está expuesto a incendio
por falta de divisoria de este», y así se cita hasta 1824 que se habla de nuevo
de la alberguería de Trobaniello y otros dos edificios en Ronderos, de lo cual
no queda existencia alguna.
Desde Ronderos se sube
hasta la iglesia de San Vicente de Nimbra que poco nos ha de decir ya que se
trata de una construcción moderna, pese a la presencia de las gentes del bordón
que debieron de tener su peso, ya que Sebastián Miñano y Bedoya en su Diccionario
geográfico de España y Portugal, nos habla de que existían en el lugar «dos
alberguerías para pasajeros», ya que hubo un templo anterior que en enero del año 905 se recoge en el Libro
de los Testamentos un documento por el cual donan a la iglesia de Oviedo la «ecclesiam Vicencii
de Limbra cum suis adiacenciis», Alfonso III y Doña Jimena.
Seguimos el GR-207 que
bordea la monumental iglesia en subida por entre las casas parroquiales hasta dar con la otra vertiente del
promontorio y por la cual sigue el
Camino Real que nos da paso a la aldea de Villamarcel, pues supongo que bajar
al valle era enfrentarse al cruce del río pues ya el susodicho Miñano nos
hablaba de varios puentes de piedra entre Ricabo y Santa Marina, por tanto, se
entra en Villamarcel donde encontramos a la entrada la ermita del Carmen, luego
al atravesar el amplio caserío encontramos varias casas hidalgas y una capilla
adosada a un palacio totalmente arruinada.
Em Villamarcel no sé si era camino o no, pero se sigue por el acceso rodado que nos lleva a otro input jacobeo, casi que totalmente desconocido para los jacobitas astures, como es la ermita dedicada al protomártir Santiago, y situada en la aldea de Coañana, poblamiento que entró en el lote de la famosa donación de enero de 891 de Alfonso y Jimena al monasterio de Tuñón, cuyo traspaso ofició curiosamente Sisnando de Iría
Es curioso porque dada la nebulosa santiaguera que hay del siglo IX , esta ermita sería de las primeras que existieron en territorio asturiano y coetánea de la iglesia de Santiago de Gobiendes.
En dicho pueblo nos
encontraremos a su vez con el palacio de los Álvarez del Manzano, que se haya
medio en ruina, aunque estos dejaron huella en varias casonas de buen porte,
aun hoy, como La Casona de D.
Rogelio, del s. XVIII, la cual tiene sobre el portón adintelado la siguiente
inscripción: Ave María (símbolo) Purísima / Año de 1781.
Esta fecha es
posterior a la que aparece en la inscripción de la puerta de la casa, donde
consta que D. José Álvarez Manzano y Dª. Antonia Velásquez y Banzes (su mujer),
la erigieron en 1772.
Se sale de Barzana por
la carretera general para ganar al poco el enclave de San Salvador muy cerquita
de los restos del Castillo de Alba, entrando de esta manera en San Pedro de
Arrojo donde también nos encontramos a los Bernaldo de Quirós presidiendo su
insignia pétrea un palacio marquesal levantado en el siglo XVII-XVIII conocido
como Casa de Quirós donde no podía falta el sello nobiliario en piedra y
el clásico lema «Después de Dios, la Casa
de Quirós», dicho solar había sido levantado por Gutierre Bernaldo de Quirós
Carreño y Alas, al que Felipe IV le había sido concedido el marquesado de
Camposagrado.
En sus inmediaciones la iglesia de San Pedro de Arrojo, templo que fue levantado sobre otro anterior ya citado en el siglo IX. La nueva iglesia tuvo remodelaciones en el siglo XII y también en los siguientes pues sufría problemas de cimentación. Esta fue convertida en iglesia patronal de la poderosa familia ya citada, que puso sobre el frontal del templo su escudo.
Recientes excavaciones
en San Pedro de Arrojo, demuestran una mayor nobleza en los materiales
utilizados como bien demuestran los sillares escuadrados, la riqueza decorativa
y el ábside semicircular, en la parte Oeste del templo se haya una bonita
portada con tres arquivoltas decoradas con motivo geométricos, ¿Tal vez
mozárabes…?
Victor Guerra
[1]
Las versiones son varias y un acercamiento a ellas la podemos encontrar en el
texto de profesor José Carlos Martín-Iglesias El Catalogus reliquiarum
ecclesiae Ouetensis (Díaz 722): nueva edición y
estudio de las tres versiones conservadas . https://journals.openedition.org/e-spania/39420
[2] Alonso Álvarez, Raquel.
Tocius Hyspanie presido et saluti asistencia. La protección del Reino, de
Santiago al Arca Santa. En Los Reyes de Asturias y los Orígenes del culto a
la tumba del apóstol Santiago. Ediciones Trea. 2017.
[3] Álvarez Martínez, Soledad.
La peregrinación, el Arca de las Reliquias y su influencia artística en san
salvador de Oviedo en el siglo XII.
Victor, eres una enciclopedia , lo leo y me cae la baba.
ResponderEliminarBueno, es un labor de estudio, investigación y lectura. y poco más
EliminarSin menos cabo de apreciar la fluidez de la narrativa que lo involucra a uno paso a paso, y sobre todo la lucidez del conocimiento, a uno lo hace conocer el pasado a estos momentos, que los tiempos no emigraron sino que se hicieron rancios para contemplarlos con el buen tino de las imágenes y narrativa. aunque no soy Español pero conocer estos espacios históricos de ella. nos hace conocer su gente y sus pueblos y construcciones. Felicidades por tu trabajo
ResponderEliminarSi con todo ello doy una certera idea de esos caminos y sus usos, me doy por contento y con el salario ganado.
EliminarEs de agradecer la promoción y puesta en valor de esta olvidada ruta. Mucha historia se desarrolló en ese camino. En mi opinión es muy importante también respetar la toponimia de los distintos lugares. Hay varios nombres incorrectos y si antiguamente y hasta la actualidad se habían conservado, debemos respetarlos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Saludos
Si es posible que lo haya, pero debes tener en cuenta que manejo cartografía que todos usamos y ese debate pues queda pendiente, pero entre Meviego que era el antiguo nombre y Bermiego, pues me quedo con el último, en todo caso os queda los autóctonos rescatar esa toponimia , y hacerla patente
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